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Los habitantes de Tumaco y otros municipios nariñenses viven atemorizados desde hace un mes por la escalada de ataques de las Farc y ahora se preparan para más días sin energía eléctrica.
Los tumaqueños dicen que no se recuperan de un atentado cuando empiezan a sufrir las consecuencias de otro, en referencia al reciente derribo de una torre de conducción de línea entre Pasto y Tumaco.
El sabotaje con explosivos que mantiene sin servicio de luz a Tumaco, Magüí, Ricaurte, Roberto Payán y Barbacoas fue en zona rural de esta última localidad, según el Comando de la Fuerza de Tarea Pegaso del Ejército Nacional.
De acuerdo con la empresa de servicios Cedenar, cerca de 260.000 habitantes de la Costa Pacífica nariñense son los directos afectados por esta nueva acción guerrillera en la conflictiva región.
Jairo, un líder comunal lamenta que de nuevo sea la población civil la que sufra los efectos de la violencia. “Hace 15 días sufrimos un atentado similar que nos dejó sin luz y ahora de nuevo somos civiles quienes vamos a sufrir el desabastecimiento de alimentos y la afectación al comercio y los hogares”.
Este habitante explica que por las altas temperaturas en Tumaco (30 grados centígrados en adelante), “casi todos los productos alimenticios requieren refrigeración y sobretodo el pescado, que es la fuente de sustento de muchas familias del puerto”.
Sin energía, en algunas escuelas se suspendieron las clases. No solo por la falta del servicio, sino por seguridad de los estudiantes.
Los habitantes también cuestionan que el plan de contingencia de las autoridades no funcione, ya que las plantas eléctricas entregadas por el Gobierno en diciembre pasado no logran abastecer de electricidad a los 199.000 habitantes.
“Las plantas apenas generan 6 megavatios y se necesitan 20 para cubrir toda la población, entonces por el incumplimiento del Gobierno solo el 25 por ciento de la gente tiene energía cuando ocurren estos atentados repetidos de las Farc”, dice el líder social.
La Fuerza de Tarea Pegaso del Ejército informó que desplegaron tropas para las operaciones de seguridad en la región con el objetivo de despejar la zona de artefactos explosivos para permitir el trabajo del personal técnico que debe reparar la torre derribada.
Según el Ejército, los atentados son una retaliación por las 20 capturas de guerrilleros en Tumaco la semana pasada, acusados de ser los responsables de los últimos hostigamientos a la fuerza pública y sabotajes a la infraestructura.
Desde el 22 de mayo, cuando las Farc dieron por terminado el cese del fuego unilateral, esa guerrilla ha cometido más de 30 atentados, que “han afectado de forma directa a la población civil”, cuestionó la Defensoría del Pueblo, tras rechazar ataques a la infraestructura, derrames de petróleo, hostigamientos a tropas y uso de explosivos que causaron muertos y heridos.
El Suroccidente es la región más atacada por las Farc tras el fin de su tregua en medio del proceso de paz. Tumaco y Buenaventura son dos de los municipios más afectados y en el primero el Ministerio de Defensa ordenó hace 15 días un refuerzo de 1.000 militares y policías para enfrentar a la guerrilla.