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HISTÓRICO
$87 MILLONES DIARIOS QUE NO SE VEN
  • $87 MILLONES DIARIOS QUE NO SE VEN |
    $87 MILLONES DIARIOS QUE NO SE VEN |
Por ANA CRISTINA ARISTIZÁBAL URIBE | Publicado

Cuánto nos cuesta oír la verdad. Algunas personas se indignan cuando se las dicen. Cuánto les cuesta un espejo en frente que refleja su propia fealdad. El problema es que en este caso no fue un espejo que tan solo permite ver lo que hay por fuera, sino una radiografía que devela las entrañas y lo que ocultan la ropa y el maquillaje de la ciudad.

No solo el problema es de prostitución. ¿Quién le ha puesto el reflector al problema de la venta de la virginidad de las niñas en los barrios populares de las laderas? ¿O al problema de la violación de niños?

Que la Alcaldía de Medellín tenga que designar más de $32 mil millones anuales contra la explotación sexual en esta ciudad, da cuentas de la magnitud del problema. Porque es demasiada plata para tan, al parecer, exiguos resultados, pues el problema, en lugar de disminuir, está en una dimensión que ya se habla de él en el exterior.

Eso significa que los 87 millones de pesos diarios dedicados a este asunto, ¿no han sido suficientes? ¿O será que este tema, como tantos otros, no solo necesita dinero, sino otros componentes?

Además, vuelve la puja entre las dos ciudades: la ingenua que se compara con la ciudad de los años 90 para resaltar los cambios hoy, que solo mira hacia adelante y le da miedo reconocer lo que sigue pasando; y la realista que, sin desconocer lo superado, acepta los tentáculos y derivaciones que desde entonces, y como consecuencia, surgieron con otros nombres y formas y que hoy nos ponen, en las entrañas, al borde de un colapso social y moral.

Algo pasa en esta ciudad. Sin desconocer lo mucho que hemos logrado después de los nefastos años 90, tenemos que hacer el diagnóstico moral, reconocer y aceptar los problemas que nos aquejan y trazar planes educativos que nos permitan crecer como humanos. Y creo que esa definición conceptual y su desarrollo es lo que deberían emprender las próximas administraciones.

Porque la construcción moral es también una labor política, social y civil. Y es de nuestras propias entrañas que están surgiendo los humanos que habitan este espacio geográfico, así que la responsabilidad es de todos.

Estamos en el punto en que no se trata solo de construir infraestructura urbana para movilidad, salud, educación, condiciones alimentarias o vivienda, sino que urgentemente necesitamos definir y formar un tipo de humano moral capaz de vivir de tal manera que su estilo de vida no produzca ni miedo ni dolor al otro.

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