Basta pisar sus tierras para sentir el calor abrasador del ambiente y la emoción de atravesar sus aguas para adentrarse en las historias escondidas de su gente y sus paisajes.
El Bajo Cauca, región atravesada por los ríos Cauca, Nechí y Tigüí, tiene en sus orillas las caras de esa otra Antioquia escondida en matorrales y montañas de arena llenas de oro, que escarban sus pobladores hasta sacarles cada gota del preciado metal que les permite vivir.
El sonido del viento fresco que acaricia y el ruido del motor sobre las aguas, son la música que acompaña un recorrido que enseña los rostros de la pobreza asomados en ranchos de madera, en pescadores de tez tostada por el sol, que lanzan sus redes, al contraste de las maquinarias artesanales y sofisticadas de aluvión sacar o buscar la veta de oro en las entrañas.
Tierra exótica. Tierra de sol, sudor y naturaleza exuberante. Tierra de amor, de ríos que respiran vida y botan peces y oro. Tierra encantadora, de gente encantadora.