- Partido entre Millos y River, en homenaje al portero argentino, quedó 2-2.
Colprensa, Bogotá
Aquel 14 de julio de 1968, los cerca de 50 mil aficionados que asistían a la cancha de Liniers para ver el partido entre Vélez Sarfield y River Plate, parecieron perder la atención del encuentro para fijar sus miradas en un personaje de pelo entre canoso y negro, gorra y pantalón corto, que lucía una armoniosa mole humana que se instalaba imponente en la cabeza del área del arco rival.
De repente, la tribuna empezó a corear su nombre al unísono: Amadeo, Amadeo, Amadeo... Y no era para menos. A sus 42 años, Amadeo Raúl Carrizo alcanzaba 769 minutos sin ver pasar la pelota de cuero por la línea del arco que defendía. De manera paradójica, el encargado de romper esta seguidilla invicta fue Carlitos Bianchi, un hombre que a partir de ahí empezó a batir marcas y hoy por hoy en un director técnico que suma dos títulos intercontinentales, cuatro Copas Libertadores, una Copa Interamericana y varios trofeos a nivel local.
Fueron 769 minutos de invicto que representaron, no sólo este hecho, sino la majestuosidad de un portero argentino que nació en Rufino, en la provincia de Santa Fe, el 12 de junio de 1926, y que fue catalogado como el mejor arquero del siglo en el fútbol suramericano por la Federación Internacional de Fútbol, Historia y Estadística, con sede en Alemania.
Su anhelo inicial era alcanzar la tercera división de donde salió campeón un año antes de su prematuro salto al profesionalismo. Luego, siendo aún jugador de tercera, debutó inesperadamente en primera cuando apenas tenía 19 años.
Tarzán, como le decían quienes lo conocían, nació para el fútbol profesional el 6 de mayo de 1945, cuando su equipo River Plate derrotó de visitante a Independiente, por 1-2.
Con River jugó un total de 518 partidos oficiales entre 1945 y 1968. En este período consiguió siete de los 23 títulos que ostenta el cuadro del Río de la Plata.
Amadeo fue convocado a la selección argentina. Formó en la llamada Máquina, con jugadores del calibre de José Manuel Moreno, Félix Loustau, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Alfredo Di Stéfano.
Tal vez uno de sus pocos descalabros en el mundo del fútbol lo tuvo en el Mundial de Suecia-1958, cuando lució impotente ante la antigua Checoslovaquia, que le anotó en seis ocasiones en un hecho impredecible hasta por el más experto. A la postre, Argentina cayó derrotada por 6 a 1.
Su paso por Colombia fue corto para el espectáculo y seguridad que propinó a la casaca de Millonarios. Jugó dos años desde 1969 hasta 1970, y, pese a los 42 años con los que llegó a Bogotá, dejó la mejor impresión en el equipo embajador, donde compartió con Alejandro Brand.
De ahí el homenaje que le brindaron anoche en El Campín Millos y River Plate, en un partido lleno de nostalgias, buenos recuerdos y sensatez: terminó igualado a dos goles.