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HISTÓRICO
Asteco cambió paradigma del acero
  • Foto cortesía
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Por Juan Felipe Sierra Suárez | Publicado

Después de 10 años de labores en Fabricato, don Jorge Enrique Ehavarría dejó el mundo textil para darle más vida a una pequeña empresa metalmecánica que tenía tres empleados y 12 años de historia, llamada Asteco. Corría el año 1959 y fue ahí cuando la empresa recibió el empuje del ingeniero Echavarría para darle un giro al negocio de rodamientos y de acero.

A punta de persistencia lograron hacer algo que en Medellín no existía y el mercado se los agradeció: templar aceros de manera técnica porque nadie sabía, solo usaban aceite quemado de manera rudimentaria.

Así pudieron llegar a diversos sectores económicos, entre ellos la construcción de obras públicas: “Hicimos parte del tapado realizado por el Municipio a la quebrada Santa Elena, en la parte alta de la misma”, recordó a este diario don Jorge, padre del actual gerente Marcos Echavarría.

La historia de la empresa se remonta a don Carlos Gil Molina, quien en la década de los 40 como cónsul honorario de Suecia en Medellín, tenía la representación de varias compañías suecas, entre ellas SKF, la cual hoy en día es la más reconocida en rodamientos a nivel mundial.

Pasaron los años, pero fueron migrando al mundo de las soldaduras de alta calidad como centro del negocio, aceros para troqueles y moldes, herramientas de corte, siempre con el objetivo de ser aliados de las empresas grandes, medianas y pequeñas de la ciudad.

“Nos ha tocado ver el progreso de la industria metalmecánica local muy de cerca. De hecho hace 30 años fundamos otra empresa para tratar aceros, llamada Tratar, esto porque vimos la necesidad del mercado y en la ciudad no había ninguna empresa de estas”, destacó don Jorge, quien a pesar de sus 86 años de vida todavía va a la empresa diariamente a dar vuelta y a enterarse de los negocios.

Sin embargo, las pruebas también llegaron para la compañía, una muy dura fue la de 1988 con la crisis industrial porque las empresas no estaban consumiendo nada.

No obstante, salieron avantes de dicha prueba, pero llegó otra con los rodamientos, los cuales dejaron de ser exclusivos para ellos y el mercado se convirtió en una guerra de precios, se volvió un commoditie. Fue cuando confirmaron que se dedicarían al negocio de la soldadura con valor agregado.

Esa ha sido su bandera. Uno de los que se apropió de la idea y apunta de templanza logró consolidar la propuesta fue Marcos, el hijo de don Jorge. “Basamos nuestra estrategia en el conocimiento, dando cursos sobre selección de aceros, trayendo a la ciudad a expertos suecos y formando el talento local en el manejo del metal”, manifestó Marcos, el actual gerente de Asteco.

Esta metodología pronto le dio vida a un instituto que ya tiene 11 años de historia y del cual han pasado más de 30.000 personas, básicamente miembros de empresas, de escuelas tecnológicas y de universidades, quienes se han formado en aspectos técnicos metalmecánicos.
 
“El acero viene en un estado blando, se calienta, posteriormente se enfría rápidamente y queda durísimo. Dependiendo del tipo de dureza que se logre es que se atienden las necesidades metalmecánicas”, aclaró don Marcos.

Vibrante con lo que dice y hace, don Marcos le dijo a este diario que entregan conocimiento y reciben reconocimiento de marca. “Somos líderes mundiales en el manejo de e-learning por la parte industrial. Tenemos impacto en todos los sectores donde hay alto desgaste, con materiales de alto desempeño, alta resistencia: sector plástico, minería, cemento, obras públicas, metalmecánica”.

La didáctica ha sido el pilar del negocio porque es un producto demasiado especializado, pero para ello forman a los clientes ro forman a los clientes actuales y potenciales, es más, lo hacen de forma gratuita al intervenir la cadena productiva metalmecánica, van desde los molderos hasta las grandes empresas, es un tema de encadenamiento.

El orgullo de los Echavarría recientemente se vivió en Suecia con su modelo e-learning: “Los suecos se quedaron fascinados con  nuestro modelo pedagógico, al que llamamos la universidad de las soldaduras y de los aceros, con reconocimiento de la alta ingeniería”, manifestó Marcos con su efusividad.

Para los Echavarría su orgullo empresarial pasa porque rompieron paradigmas en la comercialización, entregando gratis el conocimiento como parte de la responsabilidad empresarial.

Ahora los asistentes a sus cursos formativos no son solo los ingenieros especializados sino estudiantes que en el futuro serán esos ingenieros del mercado: alumnos del Pascual Bravo, ITM, Eafit, UPB y la Escuela de Ingeniería pasan por sus aulas para conocer los avances en soldaduras de mantenimiento y reparación (metales y aleaciones antidesgastes).

La premisa de Asteco pasa porque el mundo entero está lleno de desarrollo, “nosotros fuimos la primera empresa de Latinoamérica que utilizó nanotecnología para desarrollar una aplicación en empresas de alto de desempeño. Un cliente que necesitaba una pieza para su horno porque se le dañaba en 3 días, logramos que le durara 60 días, gracias a la nanotecnología”, destacó el gerente de Asteco.

Actualmente, tienen presencia en Guatemala tras la compra de una empresa, que gracias al encadenamiento productivo han podido sacar adelante.

Presentación del Instituto  Tiene más de 45 años de historia el instituto, periodo en el que se han capacitado más de 30.000 personas entre operarios e ingenieros de las empresas a las que provee Asteco.

Para 2011 ampliaron el abanico de estudiantes y abordaron a través de internet nuevos canales de formación virtual en el denominado e-learning, ya contaban con los instructores y los contenidos y así nace el instituto online en www.institutoasteco.com  que tiene más de 11.000 usuarios actualmente. Esto lo han logrado en año y medio de operaciones. Son  certificables porque hay exámenes.
 
Medio siglo de enseñanza
La historia de la formación académica arrancó hace 50 años cuando las compañías multinacionales la tomaron como un simple proceso formador. Cada tres semanas de cuatro al mes Asteco dicta un curso, donde asisten 40 personas por curso. Los Echavarría dicen que esto se vuelve una red de colaboración entre las mismas empresas que asisten a los cursos. También han pasado expertos internacionales que vienen a dictar charlas, algo muy importante para la empresa porque pueden mostrarles el desarrollo de la ciudad en materia de innovación y desarrollo para las industrias.

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