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Hay acciones en la carretera, como esta vez en la Vuelta a España, que pueden ser determinantes en la estructura de un equipo como el Sky que busca el podio de la ronda que lidera un predeterminado como el italiano Vincenzo Nibali, quien busca el doblete.
La llegada sexto en la cuarta etapa que terminó en el atractivo Fin del Mundo, dio para gozo en la estructura del elenco orientado por Dave Brailsford.
No fue una victoria la del noruego de 26 años, porque ésta le correspondió al fortísimo Daniel Moreno (Katusha) en un terreno que se prestó para corredores de alta potencia como el suizo Fabián Cancellara, escolta del bravísimo Moreno, sino un gesto de confianza y alegría para que lo vendrá en la Vuelta.
El espigado Edvald Boasson Hagen había padecido días atrás una violenta caída que lo dejó maltrecho y que le costó el retiro en el Tour de Francia que ganó su compañero Chris Froome, pero aún así creyeron en su importancia, la que este martes ratificó al estar siempre presente en una etapa de media montaña que tuvo la durísima escalada de Ézaro, con porcentajes hasta del 28 por ciento.
La notoria presencia del rubio en el grupo de punta, tirando en las escaladas, confirma que entró en la fase de recuperación, porque de seguir así, será un tercero en la estructura del Sky y punto de apoyo vital en las pretensiones de Rigoberto Urán y de un recuperado Sergio Luis Henao, quien en los momentos determinantes de la fracción dio la cara, incluso llevando el grupo en la empinada cuesta, situada a 34 kilómetros del arribo en el Fin del Mundo, otro de los geniales y oportunos inventos de la ronda ibérica, que resultó más duro de la cuenta.
Una fortuna, tanto para Urán como para Henao, porque, por lo visto, no estarán en solos en la cuesta, porque la mano de un tercero puede resultar clave ante tanto gallo suelto como Nibali, Purito, Valverde, Kreuziger, Kirserlovski y el reencauchado Horner. Recuerden… Boasson Hagen.