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Levantarse en la madrugada y tener que buscar a tientas con qué encender una vela o la lámpara de combustible, cocinar desayunos, almuerzos, todo en fogón de leña, son hechos del pasado, desde hace dos semanas, en Vigía del Fuerte. Tener energía eléctrica todo el día ha cambiado la vida para 6.000 habitantes en la localidad.
"Cuando la electricidad era de pocas horas, vivíamos como en el tiempo arcaico; alumbrando con velas y lámparas y la vida no progresaba", apunta Alirio Córdoba Maquilón, rector de la I.E. Vigía del Fuerte, un colegio afro.
Desde el 5 de septiembre la población cuenta con energía durante las 24 horas.
"La energía representa progreso y hoy estamos supremamente contentos porque comenzamos a tener energía continua", manifestó la alcaldesa de Vigía del Fuerte, Miryam del Carmen Serna Martínez, cuando se hizo realidad el sueño de muchos habitantes, de contar con el servicio de manera permanente.
Con electricidad en los hogares, gracias a la operación de dos plantas que funcionan con diésel, cada vez más personas en Vigía del Fuerte se animan a comprar televisores, estufas y neveras, elementos que hasta hace poco eran inútiles en casa.
"En el pueblo se siente mejoría, se abaratan los costos de conservación de los alimentos en los restaurantes", destaca Marco Chalá, gerente del Hospital Atrato Medio Antioqueño. Para el centro asistencial, así como para las instituciones y los negocios que contaban con planta eléctrica propia, el servicio continuo de electricidad implica menores gastos de funcionamiento.
El rector de la Institución Educativa valora que ahora se puede conseguir un buen almuerzo con puntualidad al mediodía y hay agua fría en los restaurantes para tomar.
Se trata de cosas sencillas, vistas desde las grandes ciudades, pero impensables cuando había energía solo unas horas al caer la tarde.