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Con el mismo júbilo con el que puede recibirse un Año Nuevo, varios miles de deportistas esperan el mes de noviembre para participar en el Clásico EL COLOMBIANO.
En el evento participan niños desde los cuatro años, deportistas consagrados y adultos mayores de más 70 años, que practican el ciclismo como competencia, diversión o entretenimiento. Bicicrós, cross country, downhill, gravity, ruta (mayores y júnior) y trial son las modalidades del evento.
Por el alto número de participantes, llevarse a casa una de las preseas del Clásico es casi un tesoro. Quizás por ello, el máximo orgullo de los deportistas y empresas que asisten a la cita anual es el reencuentro de la gran familia ciclística, el abrazo de carretera y saber que con ello dignifican la vida de numerosas personas.
La totalidad de lo recaudado por inscripciones (donaciones) y patrocinios se destina a la obra social que promueve la Fundación Clásico de Ejecutivos EL COLOMBIANO, cuyos dineros se entregan a instituciones sin ánimo de lucro para fortalecer la calidad de sus servicios y el desarrollo de sus programas.
El fin de esta obra social es llegar a las personas con menos oportunidades de desarrollo social en el departamento.
Con cada pedalazo, los deportistas logran que numerosos discapacitados hagan realidad el sueño de una prótesis o una silla de ruedas, que miles de niños y niñas puedan estudiar, alimentarse, salir de su situación de calle, recuperar a sus familias o contar con el calor de un nuevo hogar o institución, que con cariño y amor les abra las puertas al futuro.
El Clásico ha sido el escenario para que muchos ciclistas se dieran a conocer y descubrieran en este deporte una oportunidad para representar a nuestro país, obteniendo triunfos nacionales e internacionales en esta disciplina, al tiempo que contribuían con una obra de trascendencia social n