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HISTÓRICO
Caos de habitantes de calle volvió a la avenida de Greiff
  • Caos de habitantes de calle volvió a la avenida de Greiff | Así luce la avenida de Greiff estos días con la presencia de los habitantes de calle. FOTO HENRY AGUDELO
    Caos de habitantes de calle volvió a la avenida de Greiff | Así luce la avenida de Greiff estos días con la presencia de los habitantes de calle. FOTO HENRY AGUDELO
Por RODRIGO MARTÍNEZ ARANGO | Publicado

Como un campo de refugiados: así se ve la avenida de Greiff en sus cruces con las calles 54 y 56, ocupada otra vez por los indigentes que fueron retirados de la avenida del Río, con motivo del Foro Urbano Mundial.

Una gran mayoría de estas personas que se negó a ir a los sitios que les dispuso la Alcaldía, la antigua sala de velación La Aurora y el local del profiláctico, en Barrio Triste, ocupó la avenida de Greiff hasta llegar a un numero que supera las 200 personas de todas las edades.

Consultado uno de ellos, quien no supera los 25 años, sobre porqué no se quiso ir para los albergues, no dudó en responder: "Porque eso es como una cárcel".

"Hace año y medio vivo en la calle y del reciclaje. Fui una vez a Centro Día, pero como en la puerta me quitaron el vicio y la candela, no volví, allá no le respetan a uno las libertades", dijo el hombre, mientras aspiraba una sustancia con olor a caucho quemado que tenía encendida en una pipa improvisada.

Calle peligrosa, vida igual
Sobre lo más difícil de vivir en la calle aseveró que son la dormida, el clima y el peligro que representan los mismos indigentes. "Cuando uno está durmiendo es lo más peligroso. En la noche del domingo vinieron, le echaron candela al costal de fique que cargo y me robaron todo el reciclaje de cobre y metal que había conseguido. Por fortuna me desperté y puede escapar".

En otro sitio, una de las orejas que conectan la avenida Regional con el puente de la Minorista, otro habitante de calle trata de sacarle cobre al transformador de una cafetera que, según él, le regaló una comerciante del Centro.

Dice que volvió allí porque ya no hay tanto operativo de la Policía y porque en la Minorista alza bultos para algunos negocios. "Pagué 8 años de cárcel por un homicidio que cometí en el Bajo Cauca, cuando salí ya mi madre y mi abuela habían muerto y la casa la vendieron mis hermanos, quedé en la calle. En este sector llevo seis meses, pero estoy cansado. Tengo 32 años y siento que no puedo seguir en esta vida, sobre todo consumiendo drogas. Espero una oportunidad y salir adelante con un trabajo", comentó.

Efecto en la convivencia
Mientras tanto un comerciante del sector se queja porque con la presencia de unos 200 indigentes las ventas se le redujeron a lo que maneja por domicilio. Por los malos olores, la droga y el peligro ya nadie visita su negocio.

El carro no lo volvió a llevar por miedo a que lo dañen en las pedreas y riñas a cuchillo que a diario se presentan.

Lamentó que el altruismo de ciudadanos que les llevan alimentos tome un efecto contrario. "No hacen sino consumir drogas, porque no se tienen que preocupar por comida o albergue".

"Si saco un aviso a la calle, aparece Espacio Público y lo decomisa. En cambio a esta gente sí le permiten que invada con basura, chatarras y cambuches toda una vía en la que los comerciantes nos vamos a tener que ir", analizó.

En opinión del Personero delegado para los Derechos Humanos, Jesús Sánchez, "se necesita una intervención social e integral. El problema abarca narcotráfico, consumo y la situación económica de algunas de estas personas".

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