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HISTÓRICO
Caso Aisalla: el mundo al revés
EL COLOMBIANO | Publicado
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano independiente de la OEA, acaba de admitir una demanda interpuesta por Ecuador contra Colombia por el bombardeo a los campamentos de las Farc en Angostura, donde murió, además del segundo al mando de las Farc alias Raúl Reyes, el ciudadano ecuatoriano Franklin Aisalla Molina, alias Lucho.

La esencia de la demanda es que Aisalla fue ejecutado a sangre fría por tropas extranjeras, en este caso las Fuerzas Armadas colombianas, y se vulneraron sus derechos a la vida y la integridad personal, y nuestro Estado tiene que responder por ello. El mundo al revés.

Aisalla no sólo murió en una acción militar de legítima defensa adelantada por Colombia, sino que ha sido demostrada su estrecha relación con las Farc y su participación directa en acciones a todas luces de carácter terrorista. Las pruebas forenses, realizadas por organismos internacionales, comprobaron que el ecuatoriano sufrió múltiples heridas mortales, producto del bombardeo a los campamentos de Raúl Reyes, como quiera que se encontraba en ellos, no de forma casual, sino permanente y activa, como un miembro más del grupo terrorista de las Farc.

La aceptación de la demanda no implica que Colombia vaya a ser condenada, pues la tesis del propio Gobierno y de reconocidos expertos en derecho internacional, es que la Comisión Interamericana no tiene competencia para estudiar el caso del bombardeo en Angostura. Nosotros compartimos dicha tesis. Resulta fácil para Colombia demostrar que cumplió los principios del Derecho Internacional Humanitario y resoluciones de Naciones Unidas en relación con el uso de la legítima defensa en hechos contra el terrorismo.

Colombia ha mostrado suficientes pruebas para desmontar cualquier pretensión en su contra, pero no hay que menospreciar, como parece ocurrió en este caso, la diplomacia paralela que siguen ejerciendo ciertos organismos internacionales y ONG de derechos humanos en contra de los intereses supremos de nuestro país.

El que la CIDH, por primera vez en 50 años de existencia, acepte una demanda de un Estado contra otro, no puede verse como un hecho aislado de la arremetida que se viene presentando en Estados Unidos y Europa contra el ex Presidente Álvaro Uribe, quien sigue teniendo razón cuando afirma que Colombia no puede mantener una diplomacia "meliflua y babosa".

Infortunadamente, en el caso del bombardeo de Reyes "matamos el tigre y le corrimos al cuero", porque estaba bien ofrecer disculpas por la operación militar en suelo ecuatoriano, pero nos faltó claridad y eficacia para capitalizar a nuestro favor la copiosa información que estaba contenida en los computadores del abatido "canciller de las Farc".

Ojalá no pase lo mismo con los de Jojoy, por simple conveniencia personal, y poniendo en riesgo nuestra soberanía y dignidad.

Que el Gobierno y la Cancillería, sin apaciguamientos, aprovechen esta instancia internacional para demostrar que hemos sido víctimas, no victimarios, del contubernio de algunos gobiernos vecinos con grupos ligados al terrorismo. Sólo así podremos enderezar el rumbo de este mundo que parece al revés.
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