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En la necesidad de una campesina, nació el negocio de bolsos y canastos del que hoy viven 200 familias.
Con palma seca como materia prima Carmen Carrascal, de Colosó Sucre, elaboró un maletín para que sus hijos llevaran los cuadernos a la escuela.
La historia de Carmen es una de las tantas anécdotas y experiencias que Cecilia Duque, en sus 40 años trabajando en el sector de las artesanías, tiene para contar.
Su vida la ha dedicado a darle un valor agregado a la creatividad que tienen las comunidades artesanas del país.
Durante sus 16 años como gerente de Artesanías de Colombia, además de rescatar el valor de la artesanía colombiana se encargó de que ésta permaneciera vigente.
Bajo su dirección, el producto colombiano, resultado de la unión de diseñadores y artesanos desfiló por las pasarelas de Milán.
Pero no solo la participación en ferias ha logrado que el producto colombiano se luzca en el exterior. Ella está convencida de que todo el que viene a Colombia se quiere llevar algo de su tradición, sabe cuánto invierte en promedio el turista y qué productos ofrecerle según la nacionalidad.
Sabe que no basta con mostrar el producto. Para que no se estanque y siempre antoje debe ser innovador, en eso ha centrado su trabajo.
El lugar en el exterior, la hace feliz, pero no tanto como que hoy la artesanía esté de moda en el país.
"Colombia volvió a comprar artesanías porque se le presentaron nuevas oportunidades de usarlas".
Ver jóvenes usando mochilas y collares, y que la artesanía se imponga en la decoración de espacios es la mayor satisfacción del trabajo que desempeñó hasta hace cuatro años.
La lucha de Cecilia se hace visible en cada una de estas personas y espacios y se reconoce hoy con un premio, que la sorprende pero la llena de alegría.
Como desde los 70 está en el sector, se siente parte de la historia, la misma que quiere documentar y a la que dedica sus tardes en un estudio, que no deja duda de su pasión.