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HISTÓRICO
Competencia y complementariedad
  • Gral. (r) Henry Medina Uribe | Gral. (r) Henry Medina Uribe
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Gral. (r) Henry Medina Uribe | Publicado

Al asistir a la última reunión de la Junta Directiva de la Corporación de Promotores de Paz, Corpropaz, en la casa de los Ingenieros Militares, la misma donde pasó sus últimos días y falleció como Ministro de Defensa el General Gustavo Matamoros D'costa, no pude menos que recordar a ese gran militar, excepcional ciudadano, ejemplar ser humano. En aquel momento lamenté profundamente la prematura muerte del líder con proyección nacional, pero esa misma noche de remembranza, me alegré de que no tuviera el dolor de presenciar el difícil retiro de su hijo, el último de un linaje de soldados.

El oficio del soldado es la guerra y por ello los militares hemos sido educados y entrenados para la confrontación.

Así lo será siempre en el futuro previsible, pero la especie humana, como bien lo afirmó hace varias décadas Alvin Tofler, se mueve de la competencia a la complementariedad.

Esos son dos aspectos que los militares debemos estudiar y analizar para diseñar el carácter de las nuevas generaciones castrenses, ser más exitosos en nuestra misión y evitar hechos que a nadie benefician.

La primacía de la complementariedad sobre la competencia fue acertadamente analizada por el mando militar, hace más de 50 años, cuando se creó el Comando General de las Fuerzas Militares, con el propósito de aunar los esfuerzos de los ejércitos de tierra, mar y aire, estructurar los sistemas de armas y concebir una estrategia militar concertada entre las tres fuerzas. Esa es una experiencia exitosa en el mundo desarrollado, todavía por implementar en varios países latinoamericanos, donde su ausencia ha causado experiencias frustrantes como el caso de la Guerra de las Malvinas para Argentina.

Las estructuras de los Estados Mayores, en los diferentes niveles de la organización castrense, están constituidas por especialistas que conforman grupos interdisciplinarios para el análisis, el debate, la coordinación y la estructuración armónica de apreciaciones de situación que facilitan la toma de decisiones del Comandante y minimizan la posibilidad de error. Las diferencias de opinión deben ser bienvenidas, pues la tendencia hacia el unanimismo es malsana, cuando no una bofetada a la inteligencia. Las decisiones militares a nivel estratégico deben ser discutidas argumentativamente antes de estructurar la recomendación, como los médicos discuten los procedimientos y las consecuencias antes de llegar al quirófano, pero en ambos casos, una vez la recomendación se convierte en decisión del líder, la ejecución debe efectuarse sin el menor reato de inquietud o duda.

En mi opinión, las circunstancias que propiciaron el retiro del General Matamoros no tienen explicación de tipo doctrinario o de estructura organizacional. El Congreso de la República está pidiendo explicaciones y el General ha dicho en rueda de prensa que el Ejército está viviendo horas aciagas y que su retiro no es un capítulo cerrado. Estos son aspectos que atañen a toda la sociedad y que los militares, en actividad y en retiro, estamos especialmente obligados a analizar sin ánimo polémico sino constructivo y contributivo a la salud de la patria.

El General Matamoros deberá recordar de la biografía del General Douglas MacArthur, héroe de la Segunda Guerra Mundial, la frase que pronunció en su despedida del servicio activo ante el Congreso de los Estados Unidos: "Los viejos soldados nunca mueren, ellos sólo se desvanecen...". Posteriormente fue presidente de la compañía Remington Rand y como producto de sus reflexiones expresó: "Por profesión, soy un soldado, y me enorgullezco de ello. Pero estoy aún más orgulloso -infinitamente más orgulloso- de ser un padre. Un soldado destruye para poder construir; el padre solo construye, nunca destruye. Uno tiene el potencial de la muerte; el otro personifica la creación y la vida".

Sé que el General Gustavo Matamoros tiene todas las potencialidades para seguirle sirviendo al país y a la institución castrense desde otros ámbitos de la vida nacional. Probablemente será el final de una estirpe que dirigió el quehacer militar por varias décadas, pero ciertamente no mereció la suerte del último de los mohicanos.

Muchos éxitos en sus nuevos compromisos, señor General.

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