Las universidades se enfrentan constantemente a dificultades financieras crecientes que les impiden crecer a un ritmo acelerado. Sin embargo, la formación de doctores y su vinculación a labores académicas e investigativas de los claustros académicos, permiten generar fuentes de saber claves para el desarrollo científico e industrial, capacidad que se traduce en apoyo estatal e inyección de recursos por parte de la empresa privada.
Las instituciones universitarias deben consolidarse bajo estándares de vanguardia que les permitan ser un referente de conocimiento. Para lograrlo, es preciso que desarrollen estructuras y procedimientos que fomenten la cooperación de la s grandes compañías y el Estado. Esta relación podría aumentar de forma eficiente las oportunidades educativas para los profesionales del país.
Uno de los retos más grandes de las universidades es gestionar el conocimiento y proteger el trabajo de sus doctores. Estos establecimientos educativos deben establecer una serie de organismos que divulguen el saber que están generando estos profesionales y lograr que su trabajo sea útil y reconocido.
Estos profesionales son los encargados de erigir un soporte de ampliación del conocimiento. Son líderes de procesos educativos que pretenden identificar necesidades y encontrar soluciones prácticas y rentables a estos problemas.