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La palabra clave es inclusión. Que los menores con algún tipo de autismo u otra condición especial compartan con otros niños tiempo, salones y experiencias.
Lo dice
Patricia Gaviria, directora de la Fundación Integrar, especialista en la calidad de vida de personas con diversidad en su desarrollo cognitivo.
"Obviamente el niño necesita de unos aprendizajes que le faciliten su participación en el aula", afirma.
Aclara, eso sí, que son los docentes y las instituciones los que requieren repensarse, capacitarse y prepararse para brindarles oportunidad a estos pequeños.
"Los maestros preescolares necesitan una formación básica en cómo comunicarse e interactuar con un niño con autismo, para que así le puedan enseñar", agrega Patricia.
Cuenta la directora de Integrar que, en este momento, la Asociación Antioqueña de Educación Infantil desarrolla un curso especial para formar y capacitar a los docentes de los jardines que hacen parte de la asociación en temas de inclusión.
Pero, sostiene Patricia, que es el sistema educativo nacional (desde el preescolar hasta los últimos grados) el que debe adecuarse y hacer real esa inclusión que ya está reglamentada en el país.
Además, al compartir, tanto niños autistas como aquellos que no, ganan en competencias relevantes para su propia vida y eso es necesario.