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La pequeñita estaba sentada en las piernas de la mujer que andaba vestida con la camiseta de Colombia.
La niña buscaba con los ojos inquietos a la mamá, mientras la gente pasaba por su lado y le hacía el cariñito en una tribuna repleta de morochos vestidos de atletas.
Abajo, una mujer gruesa y de baja estatura se jugaba el pellejo en el tapiz con esa trusa roja que la hace ver como lo que es: una luchadora de verdad-verdad.
Eso escogió la bogotana Sandra Roa: luchar por fuera y dentro del deporte.
Estos años para ella han sido de muchos esfuerzos. De notorios desvelos con tal de sacar adelante su proyecto de vida que se sustenta en su hogar junto con Freddy Serrano y en el deporte que ama y que lleva tatuado dentro de su ser.
"Tuve un espacio de mi vida para ser mamá. Hace cuatro años fui la abanderada de Colombia en los Juegos Suramericanos de Buenos Aires, lo que representa para mí un enorme orgullo", cuenta esta mujer de tez blanca y formas musculosas.
Minutos antes, allá abajo, a donde no dejan entrar a la prensa por nada del mundo, Sandra había despachado a sus contendoras, con esa fuerza que la acompaña, para ir camino del oro.
"El nacimiento de mi hija Alejandra me cambió la vida por completo. Al llegar ella ordené el tiempo y las ideas", contó de manera descomplicada, mientras le hacía ojitos a la pequeña que metros más allá añoraba la presencia de la mamá deportista que sabe lo que es ser campeona mundial.
Y en Sandra, 23 años, que ayer ganó oro en la categoría de 63 kilogramos, está representado, en buena parte, el empuje, el tesón de la mujer atleta, que ayer ajustó el triplete para la lucha colombiana, con la olímpica Jackeline Rentería y Gloria Rivas, una de las que viene pidiendo pista.
Con la fuerza de Sandra; las otras preseas nacionales y la notoria presencia de la pequeña -quien no fue alojada en la Villa-, pasó la lucha femenina por el Coliseo de Combates, donde el apellido Roa sonó duro nueve meses después del parto de Alejandra, que anoche también celebró con su niñera, mientras la mamá se bañaba en oro.