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Aquí se juntan diversas manifestaciones y miradas. Lo diverso importa, porque “la cultura es el escenario para la construcción de una Colombia participativa, respetuosa, generosa e incluyente”, dice Ramiro Osorio, director del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
En tres años de trabajo imparable, se ha puesto a prueba un esquema de gestión público privado, en el que la familia Santo Domingo, como donante y, otras empresas patrocinadoras, más la Alcaldía de Bogotá, unieron fuerzas para operar en el norte de la capital colombiana un complejo de teatros con una programación de excelencia. La calidad ante todo.
Más de 516 funciones y 316.000 espectadores son el testimonio de que este esquema no solo funciona, sino que pone la cultura en primer plano. Esa que se concibe plural. Desde la música sinfónica y lírica; la de cámara y folclórica; también el rock, pop, flamenco, tango, danza contemporánea, teatro clásico, entre muchas otras expresiones.
Para que las puedan ver quienes pagan por la boletas como quienes no tienen cómo hacerlo. Ramiro cuenta que 10 mil niños de las escuelas de los sectores más desfavorecidos de Bogotá han podido ver espectáculos de primer orden. Aspiran llegar a 100 mil. Para ello, “queremos ser muy eficaces en lo que hacemos, funcionamos con 30 personas”.
Tan solo visitar el centro cultural diseñado por el arquitecto Daniel Bermúdez, es una experiencia única e irrepetible. Allí se propicia el encuentro con la lectura en espacios de silencio como los jardines o la biblioteca. En estos espacios cuidan que cada vez que alguien entra y amplía sus horizontes culturales “tenga un acontecimiento de vida”.