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En cualquier parte del mundo las personas, sean los más ricos de los ricos o los más pobres de los pobres, le tienen tirria a los gobiernos que hablan de mayores recaudos. Eso no es un secreto. Las reformas tributarias nunca serán populares. Sin embargo, en Colombia pasa algo bien particular: la capacidad del Gobierno de pasar a la orilla del descaro. ¡Uy qué comentario más duro! Dirán algunos, pero tiene lógica porque la plata que se pretende recaudar en la anunciada nueva reforma tributaria no se iría para nuevas obras e inversión social, sino para librar el funcionamiento burocrático del estado en 2015, el cual está, en el buen sentido de la palabra, empeñado en promesas.
Entonces el gobierno creyó que podría montarse en una vaca mansita. ¡El problema es que la vaca se volvió severo buey de rodeo! Y de vaqueros, Santos y su equipo no tienen nada. Como no calcularon cuánto iba a valer la montadita en la mansa bestia, están enredados en un principio básico de la contabilidad: el haber y el deber. Hoy hay mucho haber y necesitan de la plata de los colombianos para compensar al lado del deber.
Dice el Gobierno que el huequito es de $12,5 billones. Dicen también por ahí que el huequito proviene de los compromisos asumidos con los llamados cupos indicativos, el gasto operativo del Estado, la creación de nuevos ministerios y obviamente haber puesto los recursos del Estado en función de una reelección presidencial. ¿Dónde queda aquello del gasto racional, otro principio básico de la administración? Ah, y súmele los compromisos que se están asumiendo en La Habana, los cuales no conocemos pero que en aras de la promocionada última oportunidad para la paz y el postconflicto, pueden terminar siendo hipotecas para el país.
Ahí viene la falta de tacto. En medio de la campaña Soy Capaz, una iniciativa de la sociedad que busca ante todo ponerse en los zapatos del otro a ver si somos más tolerantes en esta vida, el Gobierno soltó la bomba. Claro, como se quedó sin caja no dudó en decir que es capaz de poner más impuestos. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, aseguró que el Gobierno es capaz de aumentar la base de quienes pagan impuesto al patrimonio llevándola a “míseros” $750 millones. Además, dejo claro que es probable subir uno o dos “punticos” de IVA y mantener otro “tiempito” el 4x1.000 que empezó hace mucho tiempo en 2x1.000 y ya va en lo que va. Falta de tacto, definitivamente, porque esa plata se iría a librar el 2015 y no quedar tan enculebrados, y de mandar la platica a inversiones… nanai cucas.
El Gobierno quiere que paguen más los que ya pagan los impuestos, olvidándose que en realidad los que deberían pagar son los elusores y evasores a ver si algún día sube la base tributaria y son más lo que cumplen con el deber de tributar. Entonces, si se requiere tanta plata para financiar lo que se debe... ¿por qué tienen que pagar los que ya lo hacen?
Santos, en su primera campaña, dijo que firmaba “sobre piedra” que no aumentaría impuestos. Sus palabras están registradas en video. Sin embargo, uno podría aceptar una reculada siempre y cuando las razones apunten a la construcción de un país más equitativo, justo, seguro y moderno. Pero como están las cosas, eso no es así. Entonces, tributar por un peso, 750 o 1.000 millones termina siendo algo indigno, porque sin más ni menos es otra forma más de verles la cara de bobos a los colombianos y a punta de pañitos de agua tibia querer bajarle la fiebre a un Estado recalentado sin atacar las enfermedades que verdaderamente lo aquejan.