- La principal petición de la gente allí es trabajo para los jóvenes.
- El lugar cambió de nombre varias veces. Aún le dicen Barrio Antioquia.
- Moradores dicen que la violencia disminuyó mucho en el barrio.
Por
David E. Santos Gómez Medellín
El pregonero de sesenta años, que se llama Leonidas Giraldo pero le dicen 'Cosiaco', recuerda que llegó al barrio Trinidad hace medio siglo, cuando al lugar le decían Corea por ser territorio de guerra constante.
Eran los años cincuenta. 'Cosiaco' no tenía más de cinco años cuando su mamá compró una cantina sencilla en este lugar, que más que un barrio era una invasión, y empezó a vivir entre las refriegas constantes de liberales y conservadores.
Corea era un barrio rojo. Un sector liberal. El más mínimo color azul en el marco de una puerta o el bolsillo de una camisa era motivo de pedrada.
Entonces, en medio de estas peleas que no fueron pocas, el alcalde de Medellín decidió en 1951, mediante el Decreto 517 "convertir al barrio en una zona de tolerancia", para limpiar a Guayaquil y a Lovaina.
"Ahí sí fue que se terminó de dañar esto. La situación se puso muy incómoda y muchos de los que vivían por aquí se fueron", anota 'Cosiaco'.
Ya para esa época, el sector dejó de conocerse como Corea y se asentó entre la comunidad el nombre de Barrio Antioquia, apelativo que aún hoy, a pesar de llamarse oficialmente Trinidad, es el que más se conoce.
Las pocas escuelas del sector cerraron. Los niños se fueron con sus juegos para otro lado. La vida en la calle se apoderó de la zona. Barrio Antioquia se convirtió en un bar al aire libre de mala muerte.
Y peor aún, llegó la inseguridad, y con ella, la fama de lugar inconveniente y el peso de un nombre manchado muy difícil de borrar.
Los nuevos días Por más de cuatro décadas la situación continuó sin variaciones drásticas. 'Cosiaco', que pasó de niño en la cantina a sacristán y luego a panadero, decidió, al iniciarse los años noventa, comprar una cicla y volverse pregonero. Anunciaba, con un megáfono, la publicidad barrial.
Y el barrio volvió a cambiar de nombre. Lo pusieron Trinidad. Las guerras ahora no eran por el color de un partido político sino entre bandas que defendían sus pequeñas cuadras.
Pero hace dos años eso pasó. Parapetado entre dos banderas de Colombia, una en forma de ruana que le protege el pecho y otra que sirve como sombrero para resguardar su cabeza calva, 'Cosiaco' respira y dice que hoy Corea-Barrio Antioquia-Trinidad es una "verraquera".
"Es una ciudad dentro de la ciudad. Esto se calmó y ahora uno trabaja tranquilo", afirma, él con conocimiento de causa, pues pedalea calle por calle anunciando productos en su original triciclo.
Y es que recorrerse cada día a Trinidad no es poca cosa. Este barrio del suroccidente de la ciudad es uno de los más grandes de la comuna 15 y tiene un total de 13.478 habitantes.
En la historia y actualidad del barrio que cuenta 'Cosiaco' coinciden los moradores del sector. La calidad de vida mejoró.
Aunque aún existen allí muchas falencias, el escollo principal que era la lucha armada de bandas está menguada y ahora lo que se busca, con fuerza, es mejorar la educación y el empleo.
Carlos Alberto Garcés, presidente de la Junta de Acción Comunal de Trinidad, dice que en las esquinas se ve mucho joven sin oficio, lo que puede ser la semilla de nueva violencia.
"Lo que necesitamos, una vez superada la guerra, es empleo. Aquí los jóvenes salen del colegio y se quedan sin nada que hacer", dice Garcés.
En educación la zona está bien dotada pues cuenta con dos instituciones con primaria y bachillerato, y aunque una de ellas sólo tiene hasta el grado noveno de secundaria, se espera que para el otro año esta situación mejore.
"Antes, los estudiantes vivían en una cultura de guerra. Los juguetes más comunes eran los bélicos. Desde hace dos años se vive muy bien, y este 2005 que termina se trabajó sin un solo problema", dice Berta Inés Vásquez, rectora de la Institución Educativa Camilo C. Restrepo, que con 700 estudiantes es la más grande de la zona.
Cuando 'Cosiaco' pedalea, levanta su mano con el pulgar en alto para saludar. Dice con su gesto que todo está bien.
Tantas cosas le tocó vivir que ahora por lo que lucha le parece más sencillo de conseguir, aunque no menos importante. Si no hay trabajo puede que vuelva la guerra, pero ahora, por lo menos, se tiene la paz.
Que la Alcaldía les dé una manito, pide el pregonero. ¿Cómo va a ser posible que si se sobrevivió a Corea no se vaya a mantener a Trinidad?