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Nadie puede negar el entusiasmo generado por la gestión del Gobierno respecto a la situación de visas, y es bastante satisfactorio el hecho de poder ir a otro país sin tener que realizar dicho trámite, que algunas veces se convierte en tedioso, y del cual algunos no saben ni entienden el porqué del sí o del no, que determina en últimas su ingreso a X país.
Un informe de la Comisión Europea acaba de concluir que Colombia cumple con los requisitos para prescindir del visado, lo que constituye la recta final para la eliminación de la visa Schengen.
Países como México, Turquía y Rusia vienen abriendo sus puertas desde el 2012 a los colombianos, hecho que ha incrementado el turismo al extranjero considerablemente. Según Anato, en el primer semestre del 2014, 2"226.776 personas viajaron al exterior, gran parte de ese número con destino a México, país que antes poseía fama de ser de los más difíciles para conceder la visa a los colombianos.
Sin embargo, tristemente, parece que el aumento de viajeros es directamente proporcional al número de delincuentes colombianos que también viajan. Ahora es frecuente la aparición de titulares de prensa en México referentes a actos delincuenciales cometidos por colombianos.
En Argentina, donde nunca nos han pedido visa, los colombianos se convirtieron en los prestamistas y cobradores clandestinos más recurrentes, razón por las cuales «los de la moto», ya se dan a conocer en Orán, Corrientes, Córdoba e incluso Buenos Aires.
Lo curioso es que dicha naturaleza criminal no distingue entre clases sociales, ya que va desde los escapistas en ciudades extranjeras, hasta los políticos corruptos escondiéndose en cualquier punto del mundo.
Tales hechos hacen que en otras latitudes nuestra nacionalidad no sea un orgullo, sino más bien una carga, llena de estigmas, y que muestra a los colombianos como oportunistas, ventajistas y poco éticos.
La desafortunada inferencia es que actualmente pareciera que de 10 colombianos en el extranjero, 5 trabajan honradamente, 3 cometen prácticas ilegales y 2 huyen de algún proceso judicial de su país de origen. ¿Hasta cuándo se alimentará este estereotipo?.
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