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El responsable del hallazgo es Jorge Vélez, ingeniero agrónomo y estudiante de Maestría en Ciencias Biológicas, quien labora en el Herbario Gabriel Gutiérrez Villegas de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, donde justamente quedarán las colecciones originales de los especímenes.
Se trata de tres nuevas especies del género Burmeistera y de la familia Campanulaceae, que eran desconocidas por la ciencia y se encuentran exclusivamente en Colombia, dos de ellas solo en Antioquia.
Según el ingeniero, las especies fueron halladas años atrás en sus expediciones por varias zonas del Departamento, en dichos recorridos las recolectó.
Luego comenzó a hablar con Javier Garzón y Fabio González, investigadores del Instituto de Ciencias Naturales de la U.N. en Bogotá, quienes revisaban la taxonomía para COlombia del género Burmeistera.
“Yo había tomado muestras en diferentes sitios del país; entonces, empezamos a revisar las fotografías que tenía, así como la literatura especializada y toda la historia botánica del género”, dice Vélez.
Así, luego de rastrear, analizar y comparar morfologías entre las muestras que poseía y las existentes en otros herbarios, llegó a una conclusión indiscutible: se trataba de tres especies de la familia Campanulaceae.
La primera fue nombrada Burmeistera antioquensis porque solo crece en bosques altos andinos que limitan con ecosistemas de páramo en el municipio de Sonsón, en el oriente antioqueño.
Las otras dos especies fueron halladas en una expedición y hasta hace poco no tenían un nombre científico asignado. Se trata de Burmeistera luteynii, conocida hasta el momento solo en la Cordillera Occidental, entre los departamentos de Antioquia y límites con Risaralda, y Burmesitera bullatifolia, encontrada también en Chocó y Valle del Cauca.
“Estas especies se caracterizan por el color de las hojas, la pubescencia (las vellosidades), el color de los frutos y las flores bastantes vistosas en dos de ellas. Esto nos permitió, además de poderlas conocer en el campo, concluir que eran especies no descritas por la ciencia”, agregó el investigador.
La importancia de este descubrimiento radica en que las expediciones botánicas en Colombia llevan más de doscientos años. “En este tiempo solo hemos encontrado una especie nueva en esta región, por lo que podría estar en grave peligro de extinción, debido a que se encuentra entre el bosque andino y el límite de la frontera agrícola”.
Sostiene el ingeniero que el hallazgo es un aporte al conocimiento de la flora nacional, ya que Colombia es un país megadiverso en plantas, que tiene todavía mucho por revelar.
Se estima que del género al que pertenecen las especies descubiertas hay unas cien en el mundo, de las cuales más de cincuenta pueden existir en Colombia; esto refuerza la trascendencia del hallazgo.
Estas crecen cerca de bosques, quebradas y zonas bien conservadas, por lo que se podría explicar su tardía clasificación y poco conocimiento. Vélez asegura que las que poseen flores vistosas tienen bastante potencial ornamental, por lo cual sería ideal tratar de estudiar y cultivar algunas especies para jardines.
Concluye el investigador que se debe luchar, con vehemencia, contra el deterioro de los ecosistemas, dado que existen muchas joyas naturales que aún no se conocen en Colombia. No puede permitirse que el daño ambiental vaya mucho más rápido que los descubrimientos científicos.