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HISTÓRICO
Desde la U buscan prevenir el matoneo
Por ALEJANDRO GÓMEZ VALENCIA | Publicado
En el mismo salón de clase está el "no más" al acoso escolar o bullying, que afectaría a una cuarta parte de la población educativa. Para frenar este flagelo se creó en Medellín un observatorio sobre violencia escolar entre las universidades Luis Amigó, CES, la de Antioquia y el Instituto Popular de Capacitación (IPC) y la Corporación Región.

El argentino Alfredo Ghiso Cotos es uno de los investigadores del grupo. Aclaró apreciaciones sobre el tema y habló de posibles soluciones.

¿Qué tan grave estamos en el tema?
"El bullying es una práctica de acoso, de sometimiento, de matoneo, de intimidación que se camufla muy fácil.

Cuando la noticia sale en los medios de comunicación esa noticia es la punta de un iceberg, la parte gruesa y pesada está en la cotidianidad de las escuelas y de las familias. Nosotros nos alertamos cuando vemos noticias como las de Itagüí o las de Bogotá o como las que pueden estar pasando en Manizales.

Nos alertamos y sorprendemos de eso, pero el problema del bullying es que antes de llegar a eso ha habido insultos, amenazas, intimidaciones, apodos, menosprecios, discriminaciones, chicos y chicas a las que se les ha sometido a una soledad dentro del grupo y ese matoneo no aparece en los medios, ese matoneo es el que deprime, somete y lleva después a grados de violencia y agresividad mayor".

¿Algunos de los conflictos en la escuela no son naturales de la sociedad?
"Ese sería un problema, considerar la violencia y considerar el bullying como algo natural.

Hay corrientes bioligicistas que dicen que ese es un problema que tenemos dentro de nuestra génesis, dentro de nuestras hormonas y justamente en la adolescencia se suben todas las hormonas y es un problema de adolescentes: el cómo construimos lo social y ejercemos el poder unos con otros, cómo nos relacionamos, cómo aprendemos a resolver los conflictos.

Si aprendemos a resolver los conflictos a la berraca tenemos la violencia que tenemos, no solo en las instituciones educativas, también en al familia, en los espacios públicos, en el tránsito, en todas partes".

¿Qué hacer con el agresor?
"Con las víctimas habitualmente lo que se hace es protegerlas, habría que ver si es lo único que se puede hacer porque la víctima requiere un proceso -como se hablan de las baterías- de repotenciación, de volver a autorreconocerse en sus capacidades como persona, porque el bullying le quita las capacidad de reconocimiento.

Con los agresores lo peor que podemos seguir haciendo es expulsarlos, separarlos. Hay que escucharlos, la conducta agresiva tiene que ser debatida en el salón de clase. Es en el salón de clase, son los estudiantes los que podrían regular la acción agresiva de unos y de otros, el problema es cuando el salón de clase se mantiene como el telón de fondo o el amplificador del agresor.

El cuento es cómo lograr que en un salón de clase haya algo así como tolerancia cero a cualquier agresión, venga de donde venga. La otra es una especie resistencia emocional y conversacional con el agresor, no callarse, no negarse a señalar que se está faltando al respeto, a la dignidad.

Con el agresor hay que estudiar sus condiciones de vida, su origen familiar, hay que hacer un buen diagnóstico, pero no le podemos poner una etiqueta o una marca que el muchacho la lleve de por vida".

¿Hay prototipo de estudiante susceptible de bullying?
"El bullying es una práctica social que se camufla. Hoy el chico que es agresor mañana o al ratico puede ser víctima o al revés. El que es víctima puede convertirse en agresor.

El chico que es víctima en la casa puede pasar a ser agresor en la institución educativa y al revés. Aquí no hay prototipo o cosas estáticas, esto es una situación dinámica en la personalidad de cada uno.

Los que se señalan como observadores pueden ser ellos mismos agresores. No necesariamente el chico agresor es uno que tiene cachos. Puedes encontrar agresores que son pequeños pero agreden por ejemplo amenazando cumplir su amenaza con otros mayores".

¿Las razones también son muy variables, no solo se hace por aspectos físicos, mentales o económicos?
"Las razones son muchas pero las que tocaste son supremamente importantes, el aspecto físico, la situación emocional, la situación económica, las habilidades o la falta de habilidades.

El tener y no tener también puede ser objeto de bullying; no solamente el tener te permite agredir a otro, el tener en algún momento puede ser objeto de amenaza y de chantaje por parte de otro. Pueden ser las ganas de gozarse a otro, puede ser querer tener lo que el otro tiene o simplemente generar disturbio dentro del salón de clase, en la institución educativa. Hay muchos motivos".

No podría decirse que hay más bullying en colegios públicos que en privados.
"No, la situación es similar. Puede presentarse de una manera diferente pero podemos estar hablando que entre el 15 y el 25 por ciento de los chicos han sufrido en alguna oportunidad algún tipo de amenaza, han estado vinculados a un acto de intimidación de otros como observadores, como agresores o han sufrido la intimidación".

¿En las universidades podría hablarse de acoso escolar?
"Cuando estamos hablando de bullying habitualmente hablamos de menores de edad.

En las universidades será otro tipo de abuso, de acoso entre universitarios que se supondría tienen ya mayoría de edad y están bajo otro tipo de normativas y de éticas, consideraciones personales o grupales. Ahí el control de la institución es mínimo, mientras que se supondría que el control de la institución educativa -bachillerato y primaria- debería ser máxima".
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