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Hace un año El Catatumbo apareció en el mapa de Colombia, en medio de gases lacrimógenos y policías antidisturbios. Los campesinos paralizaron la región por más de dos meses con un solo argumento: además de convertirse en zona de reserva campesina, querían salud, educación, vías, empleo. Una vida digna.
Los campesinos cedieron muy poco y los bloqueos fueron la constante durante más de 50 días. El Gobierno Nacional cedió menos. Los periódicos reportaban que el presidente Juan Manuel Santos estaba tratando de recuperar “el cariño” de una zona olvidada desde siempre. Santos dijo que no negociaría bajo la presión de bloqueos, mientras que los campesinos buscaban una mesa de diálogos en la que se concretara temas como la financiación de proyectos del Plan de Desarrollo, la suspensión de las erradicaciones forzosas de los cultivos de coca y los servicios públicos para Tibú.
Una vez superado los bloqueos, a mediados de agosto, el Gobierno Nacional inició con los anuncios billonarios: se dieron las mesas de diálogo con los campesinos en las que, durante el último año, se han comprometido cerca de 34.000 millones de pesos y se consolidó el Conpes 3938 con el que se busca el desarrollo integral de la región, en el que se aprobaron 1,6 billones de pesos.
Entonces, ¿qué ha pasado desde hace un año con los 11 municipios que conforman El Catatumbo? ¿El Conpes se consolidó? ¿Los proyectos ya iniciaron?
Por un lado, la zona de reserva se congeló en los anaqueles de la Corte Constitucional y de la Procuraduría, a la espera de resolver una demanda y una tutela contra dicho trámite. La mesa de diálogo de los campesinos liderados por la Asociación Campesina del Catatumbo, Ascamcat, también está en suspenso y depende de los diálogos de Cuba. Por el otro, el Conpes, aunque no está congelado sus efectos han sido tan poco contundentes que los habitantes del común y los periodistas de la zona, no saben que existe.
Acuerdos con campesinos
Cuando los bloqueos cesaron, el Departamento para la Prosperidad Social, DPS, en cabeza de su subdirectora, Mariana Escobar, inició los diálogos con los campesinos, quienes llegaron a la mesa con un pliego de peticiones, que el Gobierno ha ido concretado.
Para Escobar, en el marco de las mesas se logaron dos acuerdos importantes. El primero fue de posterradicación, para atender 400 familias cuyos cultivos fueron erradicados forzosamente. Se firmó en septiembre del año pasado y su implementación inició este año. En noviembre se firmó un segundo pacto que se llamó "Acuerdo de Confianza", que tiene cuatro componentes: proyectos productivos, salud, vías y acueducto rural. El siguiente paso era concretar el tema de reserva campesina para avanzar en la ejecución del Plan de Desarrollo, y ahí, como ya se dijo, hay una pausa.
En cifras, en el último año, el Gobierno, destinó 20.000 millones de pesos para mejorar los hospitales de Tibú y de Ocaña, la pavimentación de la vía Tíbú-Astilleros-La Gabarra y la construcción del Anillo Vial del Catatumbo que buscará conectar toda la red terciaría a siete municipios. El acuerdo de posterradicación tiene una inversión de 14.000 millones de pesos e incluye entrega de subsidios y mercados.
“Considero que sí hemos avanzado en algunos puntos. Creo que en Colombia la política de erradicación voluntaria con sustitución y desarrollo alternativo todavía tiene muchos problemas. Se debe hacer en el marco de un tema más amplio de desarrollo rural con enfoque territorial, en el que haya un desarrollo claro con agua, vías, educación y salud”, explicó Escobar.
¿Y con el Conpes, con toda la oferta de desarrollo no se supone que se establece la política pública para atender de fondo las necesidades de esta región? Escobar asegura que hay un esfuerzo importante por asegurar recursos en un territorio que nunca antes los había tenido. “Lo que creo es que El Catatumbo es un territorio al que hay que aproximarse de manera distinta, con preguntas de fondo frente a la construcción del desarrollo. Con el Conpes finalmente el Gobierno Nacional pone unos recursos importantes y hay voluntad de hacerlo, pero hay que remover otras cosas, ya que es una región que siempre ha sido muy golpeada”.
Y agrega: “La guerra y la coca le han hecho un daño muy profundo a esa región. Creo que el trabajo para recuperar El Catatumbo es mucho más complejo que darle 1,6 billones de pesos, que es importante, sí, pero hay que hacer unos esfuerzos mayores”.
César Jerez, líder de los campesinos de El Catatumbo, advierte que durante este año consiguieron la salida de los erradicadores forzados de la región. “Para nosotros fue un logro que se paralizaran las labores de fumigación aérea y tampoco se está erradicando de manera forzada, violenta ni manual como lo venía haciendo el Gobierno. También se logró por primera vez un acuerdo de reparación para las víctimas de erradicación violenta en el que se beneficiarán 500 familias”.
Durante este año, dice Jerez, también los acuerdos en general han sido casi imposible de implementar, por una serie de trabas normativas y por la “negligencia de algunos funcionarios que han hecho que los acuerdos tengan un cumplimiento muy parcial”.
Jerez no cree en el Compes, por eso sentencia: “El documento Conpes es una falacia. A nosotros nos trataron de tramar con eso. Un documento con mucho dinero. Luego vienen una serie de ofrecimientos de intervención del Estado que nosotros la llamamos la danza de los millones que no tenía ningún sustento. Hemos insistido en que los acuerdos firmados tuvieran una fuente de financiamiento concreto”.
Por último, advierte que también durante este último año, los combates entre el Ejército y las guerrillas se han recrudecido “y la gente sigue sin vías, sin salud, sin educación y teniendo como única alternativa la coca”.
¿Qué dice el Conpes?
Los objetivos que plantea el Conpes para El Catatumbo, cual receta, para promover el desarrollo son: Incrementar el crecimiento y la generación de empleo; mejorar la igualdad de oportunidades y aportar a la reducción la pobreza; contribuir a la consolidación de la paz. Apoyar la sostenibilidad ambiental. Mejorar la institucionalidad.
Dice el documento, por ejemplo, que con relación a los servicios de agua potable y saneamiento básico, están identificadas inversiones por 37.379 millones de pesos para la atención de emergencia por ola invernal y la construcción de acueductos rurales en el municipio de Tibú, la construcción de sistemas de interceptores, la planta de tratamiento de aguas residuales en Ocaña y la optimización del alcantarillado en el municipio de Hacarí. Se plantea construir cerca de 3.600 Viviendas de Interés Prioritario.
En su momento, Santos anunció el documento con el que se “salvaría” El Catatumbo. Dijo: “este Conpes es tan importante. Los efectos en los indicadores sociales, por la pobreza que hay en toda esta región de El Catatumbo, van a ser muy importantes. El retorno a esa inversión social va a ser muy alto. Por eso es tan importante este documento”.
Sin embargo, hoy un año después, cuentan los alcaldes, el documento sigue siendo documento. Efraín Palacio, alcalde Abrego, uno de los 11 municipios de El Catatumbo, dice que sí, que el documento sí está avanzando, pero lentamente. “Hay unos compromisos que adquirieron, pero avanzan lentamente. Por ejemplo, Abrego, está pendiente de la variante”.
Dice el alcalde Palacio que no se queja del apoyo que le ha dado el Gobierno Nacional, pero insiste en que sí faltan algunas cosas que hay que solucionar y se deben concretar los compromisos del Gobierno Nacional relacionados con la construcción de la variante y la importación de los cultivos de cebolla.
“Estamos a la espera de que nos hagan un megacolegio, pero no hay avances. Tampoco ha iniciado lo de las viviendas ya que fuimos favorecidos con 300 viviendas, no han iniciado. En vías terciarias nos fue muy bien porque Invías nos ha apoyado con recursos. Estamos esperando que nos colabore, que se hagan realidad las promesas pendientes. Si arreglamos un kilómetro de una vía, nos faltan 20 y si arreglamos 20, nos faltan 40. Hay muchas necesidades, Estos municipios son muy pobres, muy pobres”.
Desde un principio, los alcaldes han manifestado sus reparos al documento. Según lo informó Colprensa, en enero de 2013, durante su presentación, los mandatarios manifestaron sus reparos al proyecto y presentaron la lista de las necesidades que tienen los habitantes de sus municipios.
Eliud Camargo León, alcalde de Teorama, advirtió de la necesidad de jalonar un verdadero plan integral para el mejoramiento, entre otras cosas, de las vías terciarias y reclamó un tratamiento especial para esa zona tan convulsionada.
También los alcaldes le reiteraron al presidente la necesidad de establecer un plan de generación de ingresos para el sector agropecuario y mejorar así las condiciones de vida de los campesinos de la región.
En contraste, Planeación Nacional asegura que los logros de Conpes son más de una docena y, por medio de un comunicado, explicaron que en los últimos meses se construyeron dos polideportivos en San Calixto y Convención y se adecuaron los de La Gabarra y Teorama. Se han entregado 3.115 computadores por parte del Programa Computadores para Educar. Se priorizó la construcción de un Mega colegio en Tibú. Se realizó la dotación de ambulancias para la red de hospitales.
Hace un año, las fotografías que llegaban de El Catatumbo era las de un pueblo enfurecido. Rebelde. Con hambre, sin carreteras, sin infraestructura educativa ni hospitalaria. En las calles los campesinos armaron barricadas y les prendieron fuego. Hoy, El Catatumbo además del rosario de promesas pendientes, tiene esperanza y aunque hay silencio entre algunos campesinos y alcaldes, la resistencia y la fe son las armas.