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Tras 18 meses de un proceso de paz que polarizó al país entre quienes apoyan los diálogos de La Habana y los que se oponen, el futuro de la salida negociada del conflicto se vislumbra incierto. Esto ante la disputa electoral entre el santismo y el uribismo, que tienen posiciones encontradas sobre el modelo de diálogo con la guerrilla.
El escenario político plantea la continuidad de las conversaciones en La Habana como se han desarrollado hasta ahora, con justicia transicional y penas alternativas de prisión para permitir la transición de la guerrilla a una fuerza política o dialogar bajo nuevas condiciones que no fueron pactadas en la agenda para la terminación del conflicto del 2012.
Luego de salir ganador de la primera vuelta presidencial, con un discurso que criticó el manejo de las conversaciones con las Farc, el candidato
Oscar Iván Zuluaga ratificó que si gana la presidencia "suspenderá provisionalmente los diálogos de paz" desde el día de su posesión, hasta que las Farc cesen sus "actividades criminales".
"Soy amigo de la paz y estoy en búsqueda de una paz negociada, pero tienen que haber condiciones. Si las Farc quieren una paz negociada deberán cesar toda acción criminal contra los colombianos de bien", dijo Zuluaga.
León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, teme una ruptura de los diálogos al ver "difícil que las Farc acepten condenas de seis años o la entrega de armas, como aseguró Zuluaga, que para esa guerrilla es como una exigencia de rendición".
El actual proceso de paz, si bien tiene a favor tres acuerdos parciales de una agenda de seis temas, impacienta a muchos colombianos al prolongarse más de lo anunciado por el Gobierno. Mientras Santos dice que "los colombianos tendrán que escoger entre quienes queremos la paz y los de la guerra sin fin", Zuluaga insiste en que el "Presidente de la República no puede ser manipulado por las Farc".
Para
Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, si se tiene en cuenta que durante 8 años la guerrilla se negó a negociar con el uribismo "parecería difícil que ahora la acepten con nuevas exigencias. Las Farc deben analizar y decidir si dialogan. Aunque sea una responsabilidad compartida como en anteriores casos, si fracasa el proceso se culpará a las Farc".
De cara a la segunda vuelta presidencial, ambos analistas coinciden que será definitorio para Santos y Zuluaga las estrategias y mensajes para mantener sus partidarios y conseguir a su favor los seis millones de votos logrados por las otras fuerzas políticas. Y además convencer a la inmensa mayoría de votantes y a los abstencionistas si es mejor continuar los diálogos actuales o suspenderlos y poner nuevas condiciones.
En 18 meses en los diálogos de La Habana se acordaron los puntos de tierras, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas. Sigue el punto de víctimas y fin del conflicto. Todo deberá ser refrendado.