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Una niña, de 13 años, que soñaba con ser médica y modelo fue la víctima fatal de sicarios que, en la noche del pasado 1 de enero atacaron a su padre, con el que viajaba en una camioneta por el noroccidente de Medellín.
Los pistoleros interceptaron el vehículo en la carrera 72c con la calle 81 y dispararon contra el conductor, a quien lo rozaron algunos tiros, pero su hija, que iba a su lado, recibió tres impactos, dos de ellos en la cabeza.
Según testigos, el padre de la adolescente, propietario de algunos vehículos de servicio público en el municipio de Caldas, fue a recogerla, en una casa del barrio Castilla, donde visitaba a su abuela materna con motivo de las festividades de Año Nuevo.
La niña, mal herida, fue trasladada al Hospital Pablo Tobón Uribe, donde los médicos no pudieron hacer nada por su vida y murió el pasado lunes en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La madre calificó a su niña, la segunda de tres hijos, como muy tierna, colaboradora y buena estudiante, "porque quería ser doctora".
"Ella era muy alegre e iba a cursar el octavo año en el colegio El Rosal, de Castilla. Además, como era muy bonita, le encantaba el modelaje", dijo una de las compañeras de estudio.
Carlos Arcila, integrante de la Mesa de Derechos Humanos del Valle de Aburrá, lamentó lo sucedido, porque de nuevo la violencia segó una vida inocente, llena de sueños, expectativas e ilusiones. "Nos duele que los niños sigan cayendo en este conflicto del cual la gran mayoría son ajenos y pedimos a la sociedad que no siga siendo tan indiferente y a la Administración Municipal que tome cartas en el asunto, porque nuestras calles y esquinas no pueden seguir siendo el cementerio de nuestros hijos".
Por este homicidio las autoridades investigan a integrantes de una banda de delincuentes de Caldas, sur del Valle de Aburrá.
La Policía ofreció una recompensa de 10 millones de pesos a quien dé informes sobre los autores del ataque.