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Somos más de la mitad de la población, en las universidades somos también la mayoría, hemos sido en varias ocasiones la mitad del gobierno al tener el 50 por ciento de las carteras ministeriales, nuestra influencia en los hogares es reconocida; la mujer colombiana no es, ni ha sido un cero a la izquierda. Aun en épocas de la Independencia, ya había mujeres participando activamente en la vida nacional, por sí mismas, o a través de sus hombres. Entonces, díganme ustedes ¿por qué esa baja participación de la mujer en las listas al Congreso de la República y a la Cámara de Representantes? ¿En dónde están las mujeres? ¿Por qué no se lanzan al ruedo político, a la plaza pública, al debate electoral?
Los partidos fingen corregir esta deficiencia, invitando a mujeres a participar en sus listas, pero lo hacen solo de palabra, porque no les dan, ni su apoyo económico ni el de sus maquinarias. Los partidos pertenecen a los caciques políticos. Uno de los problemas más serios que enfrenta la mujer en Colombia es no tener "maquinarias políticas" propias.
Es así como 42'888.592 colombianos (dato/OEA), de los cuales el 51% es mujer, solo tendrán un 12% de candidatas al Senado en las próximas elecciones.
Esto nos pone en el puesto 114 entre 182 países del mundo que fueron analizados por Naciones Unidas. Es vergonzoso, óigase bien ¡Vergonzoso! Estamos muy por debajo de países en nuestra misma región, como Perú 30%, Argentina 39%, Costa Rica 32% o Chile, estos tres últimos países con mujeres como Jefes de Estado.
Estamos casi al nivel, de no participación, de algunos países musulmanes. Aparentemente la mujer colombiana solo cuenta en los partidos como voto, pero no para ser elegida.
Mujeres en los cuerpos legislativos son indispensables. Ellas velan por la equidad en todo sentido. Su ausencia en el debate político ha influido en que la mujer colombiana esté siendo maltratada en el ámbito laboral.
Según un informe de la Consejería Presidencial para la Mujer, la población femenina, la cual es más del 49% de la fuerza laboral, recibe de un 20% a un 30% menor salario que los hombres en igual ocupación. Son las mujeres legisladoras las que con mayor entusiasmo promueven las leyes contra la violencia intrafamiliar y el tráfico de personas, los derechos de los niños y de los ancianos. La mujer legisla con el corazón, a favor de las soluciones a los problemas más humanos. A la vez está más alejada de las componendas y la corrupción política. En otras palabras, roban menos, hacen menos negociados.
La culpa la tienen los partidos, pero también los votantes que no exigimos que se postulen más mujeres ni apoyamos a las que lo hacen.