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Any y Pascal son dos tigres bengala hembra y macho, hermanos, de 18 meses, que ayer fueron liberados en su nuevo hábitat de 20 mil metros cuadrados en el Parque Hacienda Nápoles, en Puerto Triunfo.
Se les vio tranquilos, caminando lentamente, en una rutina que los lleva a reconocer el terreno. Habían llegado hace ocho meses del refugio Villa Lorena, de Cali y, tras su adaptación, los dejaron en un espacio ideal, sellado por una malla y una cerca eléctrica.
A partir de la próxima semana, los visitantes los podrán mirar de cerca y alimentarlos. Se debe ingresar en un carro blindado a su hábitat, según informó el zootecnista Carlos Palacio Posada, responsable del manejo de la fauna del Parque Hacienda Nápoles.
Con los tigres Any y Pascal son alrededor de 400 individuos los que hacen parte de Nápoles, entre rinocerontes blancos, hipopótamos, cebras, tapires, avestruces, cisnes negros, micos y caimanes (uno de ellos de 400 kilos que mide 7 metros). Los próximos serán anacondas y boas constrictor.
Vera, una rinoceronte que llegó allí en agosto de 2011, procedente del Zoológico Santa Fe de Medellín, recuperó sus instintos.
"Corretea, defiende su hábitat, cuando aquí -en el Zoológico- era como un perrito amaestrado", dijo el concejal de Medellín Álvaro Múnera Builes, quien la observó en Nápoles hace 15 días.
Como líder de la bancada animalista del Concejo, valoró el nuevo hábitat que se les proporciona a estos individuos.
El responsable del manejo de la fauna de Nápoles explicó que aquí se maneja un concepto de hábitat amplio, no de confinamiento en espacios reducidos. Lo destacó como un lugar único en Latinoamérica en los que los ejemplares cuentan con un gran espacio vital.
El biólogo Juan David Sánchez, del grupo de Investigación de Mastozoología de la Universidad de Antioquia, afirmó que en el caso de los felinos no se puede hablar de liberación, pero sí de un mejoramiento de la calidad de vida. "No en jaula sino mostrarlos en algo parecido a un estado natural", agregó.
Palacio anunció que pronto recibirán en Nápoles dos leones, uno que va de Medellín y otro de Cali, y que están en capacidad de recibir los elefantes que haya en Colombia, porque tienen listo un hábitat para ellos.