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Con un encuentro cara a cara entre la presidenta brasileña y candidata a la reelección Dilma Rousseff y sus dos mayores rivales, el socialdemócrata Aécio Neves y el socialista Eduardo Campos, los brasileños prácticamente pasan la página del mundial y entran de lleno al debate electoral por la presidencia.
Los tres grandes protagonistas del proceso electoral en Brasil se citarán en la Confederación Nacional de la Industria (CNI), que les presentará sus propuestas para el sector y escuchará los planes que tienen los candidatos para reactivar la deprimida actividad industrial.
Desde que comenzó la campaña, el pasado 5 de julio, los tres candidatos han mantenido una actividad política limitada, precisamente por el poder apabullante del Mundial de Fútbol.
Favorita
Por eso la cita en la CNI será, de alguna manera, el inicio oficial de la campaña para la que Rousseff se presenta como favorita a ganar los comicios el 5 de octubre, aunque encuestas otorgan también opciones de victoria a Neves y muestran a Campos como el fiel de la balanza.
Los últimos sondeos le adjudican a Rousseff una intención de voto cercana al 40 por ciento, frente al 22 por ciento que obtendría Neves y el 10 por ciento que tendría Campos.
Esos resultados llevarían la definición a una segunda vuelta, en la que Rousseff se impondría con una votación cercana al 40 por ciento frente al candidato socialdemócrata, que escalaría hasta el 35 por ciento.
Economía, fiel de balanza
La diferencia entre ambos se ha reducido en los últimos meses y las encuestadoras han atribuido esa tendencia al progresivo deterioro de la economía, que los brasileños sienten sobre todo en sus bolsillos por la vía de la inflación, que se calcula que este año cerrará en torno al 6,5 por ciento.
El aumento de los precios ha reducido el consumo interno, que fue en los últimos años el propulsor de la actividad económica, y con ello ha disminuido el ritmo de la inversión privada. Según la CNI, hay también factores estructurales que atenazan el crecimiento, frenan las inversiones y favorecen la inflación, entre los cuales sitúa un costoso sistema tributario.
Sin embargo, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula defiende la política económica de su sucesora y candidata del Partido de los Trabajadores.
De acuerdo con el exmandatario, la economía nacional sufre con el ritmo del comercio mundial y con la baja inversión a nivel interno, la cual, dijo, está siendo combatida.
"Tuvimos una crisis mundial que hizo al comercio del mundo disminuir y tenemos el problema de la inversión interna y ya fueron anunciadas obras, ya tenemos millones de reales colocados (...) Estoy muy tranquilo con el crecimiento de Brasil", dijo Lula en Sao Paulo, en declaraciones recogidas por el diario Folha de Sao Paulo.