viernes
7 y 9
7 y 9
Con una población creciente, un clima cambiante y con las prácticas actuales de manejo de los recursos hídricos, es posible que el agua, considerada hasta no hace mucho como un recurso infinito, se convierta en un bien escaso y de difícil acceso. No en vano, el tema ha sido incluido en estudios y publicaciones como uno de los desafíos que enfrenta la humanidad, junto con la atención y prevención de desastres naturales y la conservación de los ecosistemas proveedores de bienes y servicios ambientales.
En el último reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) se expone que es muy posible que los eventos extremos de lluvia sean más frecuentes, y al mismo tiempo, sean más los lugares afectados por sequías extremas. Asimismo, investigaciones realizadas por diversos grupos nacionales e internacionales sugieren que, bajo escenarios futuros de cambio climático, se podrían modificar significativamente los patrones de lluvia y afectar localmente la disponibilidad de agua, con sus consecuentes efectos sobre la población, su seguridad y sus alimentos.
Los últimos años han evidenciado que en términos sociales y económicos Colombia es un país altamente sensible a los fenómenos de El Niño y La Niña. Estos fenómenos de clima extremo afectan nuestra competitividad, pues acarrean destrucción de la infraestructura, nuevos damnificados y amenazas a la seguridad energética y alimentaria. El panorama planteado representa una seria amenaza para Colombia, no solo en términos ambientales, sino económicos y sociales.
El cambio climático es un fenómeno que la sociedad enfrenta desde dos ópticas: mitigación y adaptación. En ambos casos, la ingeniería juega un papel fundamental. Para mitigar es necesario reducir las emisiones de gases invernadero, usando fuentes energéticas renovables y potencializando los sumideros de carbono.
Para la adaptación es indispensable la planificación en el uso y manejo sostenible de los recursos hídricos a mediano y largo plazo. Esto incluye, entre otros factores, los siguientes:
- Mejorar la cantidad y calidad de la información climatológica para la toma de decisiones.
- Evaluar integralmente riesgo y vulnerabilidad a eventos climáticos extremos.
- Diseñar y construir infraestructura y manejar las cuencas para prevenir estos riesgos y garantizar el acceso al agua.
- Desarrollar tecnologías para el uso eficiente y el tratamiento del agua. Los retos son claros, como publicó la revista Fortune: "el agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de un país.