Termina la primera década del siglo XXI y es tiempo de balances. En diciembre, y en el Día de los Santos Inocentes, prefiero hablar de la cultura popular. Y esto es básicamente música, cine, deporte e internet.
En la música popular descuellan a nivel global tres artistas. Jack White III, el prolífico compositor y versátil instrumentista y cantante que llenó estos años con las producciones de tres agrupaciones distintas, conectando al rock con la música norteamericana de finales del siglo XIX. Los otros dos son colombianos. Y no es simple patriotismo, aunque también y no es pecado. Juanes ha sido declarado el artista latino de la década por "Billboard". Shakira apareció como sucesora de Madonna según "Rolling Stone". Ambos son los únicos artistas populares de habla hispana que tuvieron álbumes entre los 50 mejores de lo que va del milenio, según la Nacional Public Radio. Por otro lado, la internacionalización del vallenato alcanzó cotas altas.
El cine se lo tragaron entre Peter Jackson, Quentin Tarantino y Clint Eastwood. El neozelandés Jackson con la trilogía de "El señor de los anillos" y su versión de "King Kong". Tarantino con la magnífica "Kill Bill" y la maldad cómica de "Bastardos sin gloria". Eastwood con una serie de obras negras que incluyen "Río Místico" y "Gran Torino", amén de su gran díptico sobre la guerra del Pacífico. El cine colombiano ha vivido un buen tiempo con muy buenas cintas que siempre ganan atención en los festivales internacionales.
En el deporte lo más significativo aparte del fútbol, fue la deslumbrante aparición de Usain Bolt, que sobrepasa en mucho la prensa que mojaron Phelps, Schumacher o Woods. Y esto por los cronómetros, la estética y la simpatía del jamaiquino. El fútbol de selecciones lo mandaron Italia y Brasil como toda la vida, mientras en clubes resucitó el Barcelona para romper las hegemonías tradicionales. En Colombia, el rey de la década es el Once Caldas que ganó la Copa Libertadores y dos estrellas, mientras el Medellín fue más poderoso que nunca con cinco finales y tres estrellas convirtiendo corazones resistentes en orgullosos.
Todo esto trata de la cultura popular del siglo XX que venció a la cultura burguesa y se reinventa cada día. Pero lo nuevo surgió a partir del avance tecnológico que expandió los videojuegos por todo el globo, creando nuevos lenguajes, usos del tiempo libre y desafíos para los padres y los educadores. Y en la internet son las redes sociales las que empiezan a crear una dimensión nueva de la socialización juvenil, la comunicación y la actividad de cientos de millones de personas que interactúan sin barreras de espacio o lengua.
Continuidad e innovación. Apoyándose en los saltos técnicos la cultura popular es más global y más omnipresente que nunca, y mantiene preocupados a los apocalípticos que se quejan amargamente por la pérdida del monopolio que tenían antes la palabra impresa, el autor refinado y el consumidor excluyente.