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HISTÓRICO
EL IMPORTACULISMO SOCIAL
Por XIMENA ANDREA VILLALOBOS V. Institución Universitaria Pascual Bravo Ingeniería industrial; 9 semestre. | Publicado
Suenan la marimba, la tambora, el cununo y la guasa, mezclados con una deleitante voz que entona el mayor de los versos heredados de las tradiciones africanas, recurriendo al canto para expresar sus inconformidades, sentimientos y represiones. En respuesta, la negra mueve las caderas danzando, clamando la libertad, gritando el sueño e ilusión que el río Atrato alardea como un pregón, embriagando sus penas en el viche y finalmente enredándose en sus efectos afrodisiacos.

El campesino se apega a sus santos, rindiendo una súplica para que lo saquen de ese infierno, de la extrema pobreza, de la desolación a la que lo han llevado el olvido político, social, económico de un país que se acuerda de ser bueno solo en momentos de tragedia.

Según información del Dane, el 79,7 % de los chocoanos no satisfacen sus necesidades básicas, esto debido a que los dirigentes no cumplen en totalidad sus promesas; dejando en la población la sensación de estar condenados a permanecer pobres a pesar de sus grandes riquezas. Representadas estas en oro y platino, en donde las concesiones mineras aumentan el nefasto saqueo de la abundancia del Chocó.

Diversos planes donde se desea invertir en proyectos que beneficien a la comunidad pueden verse empañados con frases como "la plata que hay que meterle al Chocó es como meterle perfume a un bollo", dicho por el diputado Rodrigo Mesa hace unos meses. Este tipo de intolerancias con la comunidad afrocolombiana hacen que las inversiones se centren en proyectos con menos urgencia que los que el departamento suplica. Por ende, muchos se ven en la obligación de esperar en la caridad de los colombianos, de una ONG, o una tragedia, para que los ojos del Estado se concentren en aplicar pañitos de agua tibia en una herida que amerita especialistas.

Por otro lado, el papel de los medios de comunicación, centrado en difundir la delincuencia que se vive, producto de tanta desgracia y solo cuando el rating lo amerita: la noticia más desesperanzadora toca las fibras de los más creyentes, quienes desean pagar sus culpas con un par de centavos.

Bien lo dice Gonzalo Arango "Carecemos de conciencia social. Nos hemos oxidado por la indiferencia, el egoísmo y el desprecio. Nuestros sentimientos solo despiertan de su letargo culpable cuando son sacudidos por el terror…".

La impasibilidad es nuestro pan de cada día, estamos sumergidos en nosotros mismos ¿Hasta dónde nos ha llevado el importaculismo?

* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
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