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Hasta hace un par de años el Ministerio de Educación tenía estipulado que en los colegios no podían perder el año más del cinco por ciento de los estudiantes. Mejor dicho, a más de uno le regalaban el curso.
Desde el año pasado, sin embargo, los colegios tienen libre albedrío para calificar a sus estudiantes, escogen la forma, ya sea con números o con calificativos -insuficiente, aceptable, bueno, excelente-. Y eso sí, si más del cinco por ciento se queda repitiendo no hay problema.
A algunos estudiantes les parece más difícil el sistema cuantitativo, no obstante, según cifras de la Secretaría de Educación de Medellín, de 209 instituciones educativas públicas de la ciudad, 182 están calificando con números.
El año pasado, el 11 por ciento del estudiantado de la ciudad perdió el año, cifra que el secretario de Educación, Felipe Andrés Gil Barrera, califica de preocupante. Aunque el funcionario aclara que ese problema se presentó porque no se tomaron medidas, no hubo estrategias.
¿Y si se pierde el año?
Uno de los principales temores de los padres es que los estudiantes se queden repitiendo y el Secretario cree que si no hay medidas por parte de los colegios los muchachos se pueden desanimar, "por eso hay que crearlas, no podemos permitir la deserción".
Gustavo Adolfo Soto Zapata, orientador escolar del Colegio San José de las Vegas, cree que el fracaso escolar de un estudiantes es una pérdida que los padres tienen que saber manejar, "hay que hacer todo un acompañamiento".
Según el experto, la educación contemporánea, como se trabaja por logros, se puede tratar diferente. "Un muchacho no pierde todas las materias, pierde ciertos logros, ciertas asignaturas, no todo lo que vio en el año, y eso es lo que hay que reforzar. Él no puede quedar con la sensación de que aprendió nada, porque es mentira".
Además de señalar lo que perdió y ganó, y de reforzar conocimientos, el psicólogo recomienda que hay que examinar conductas, sobre todo la responsabilidad. Mirar qué fue lo que hizo que no ganara las materias, qué tiene que cambiar como estudiante, inducir el cambio de postura.
"Hay algo muy importante: mostrarle que todo en la vida tiene consecuencias. Tiene que saber que el hecho de que no esté con sus amigos de curso, que tenga que ver cosas que ya sabe y crear nuevas relaciones, es su culpa".
Hay que plantear estrategias que integren al estudiante, a la familia y al colegio, para "encarrilarlo otra vez sobre la educación", dice Soto.
Por estos días ya se sabe si el muchacho perdió el año o no, así que sepa actuar, que de esta crisis el alumno tiene que aprender y proseguir.