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El general Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar es un oficial tropero por antonomasia, y así lo demuestra su historial en el Ejército Nacional. No en vano ha recibido casi todas las condecoraciones propias de un oficial de insignia.
Bajo su égida el Ejército ha realizado varias de las más importantes operaciones militares contra la guerrilla. El oficial dialogó con Colprensa sobre sus retos al mando y el futuro de las Fuerzas Militares y su papel en medio del proceso de paz.
¿Cuáles son sus prioridades como nuevo comandante del Ejército?
"Recibir el Ejército Nacional en un momento coyuntural en medio de las dificultades significa un compromiso con esta misión trascendental, con Dios, con la Patria, con nuestros soldados. El reto es acelerar la derrota militar de los enemigos para garantizar la paz de los colombianos, pero una paz digna".
¿Los escándalos afectaron moral de las tropas?
"No, de ninguna manera. Las personas que fueron señaladas gozan del debido proceso. La Institución siempre se ha mostrado respetuosa del poder judicial. Por ser compañeros de armas, indudablemente causa preocupación, nostalgia, pero confiamos en que la investigación se haga de forma serena y ponderada, se llegue a determinar la responsabilidad de cada persona".
Chuzadas, contrataciones, falsos positivos. ¿Qué falla en la formación militar?
"Estas instituciones por su naturaleza trabajan bajo el concepto de principios y valores. La ética, el honor y el respeto hacen parte integral de nuestros oficiales. La cultura del dinero fácil ha tocado a la sociedad colombiana en todos sus niveles, y eso es una amenaza para cualquier institución".
¿Cómo piensa recuperar la imagen del Ejército afectada por las Fuerzas Oscuras, según uno de los generales retirados?
"Las declaraciones de los generales que pasaron a retiro, son personales. Le repito, una Institución no puede ser señalada por expresiones personales, las responsabilidades deben ser individualizadas. Estas dificultades deben ser convertidas por nuestra institución en victorias como las de los últimos días".
¿Cómo ve a las Farc y al Eln?
"Las Fuerzas Militares y la Policía han debilitado a las Farc en un 70 por ciento. Entre 1998 y 2000, se hablaba de 20 mil militantes en las Farc y unos 4 mil del Eln. Esas dos guerrillas han tenido una reducción significativa. Y podemos decir que en 95 por ciento de los municipios de Colombia hay seguridad y progreso. En el 5 por ciento restante se hace un esfuerzo militar para recuperar el control en áreas críticas. La mesa de diálogo demuestra que el esfuerzo militar ha permitido las negociaciones".
¿En esas zonas que estrategias se despliegan?
"Allí se hacen esfuerzos tipo de Fuerzas de Tarea, que es una labor acompañada, es el caso de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega que enfrenta el plan estratégico de las Farc, en Meta, Caquetá y Guaviare, y además en contra de sus dos bloques más beligerantes: el oriental y el sur, porque en ellos se centra el plan estratégico de las Farc buscando recuperar la cordillera oriental.
También hay una Fuerza de Tarea en el área del Catatumbo, Cauca y Nariño, Sur de Bolívar, Chocó. El objetivo es atacar las redes de apoyo de las Farc y Eln, de sus capacidades logísticas, financieras y del narcotráfico.
¿Es más viable lograr la paz por las armas o la negociación?
"Estamos en medio de un conflicto armado que supone una amenaza terrorista para el país. Pero trabajamos duro porque la paz es un interés nacional, un anhelo de todos los colombianos y de cada uno de los soldados de la patria, pero repito: queremos paz con dignidad".
¿Para el Ejército cómo es la paz con dignidad?
"Una paz con dignidad es que el pueblo colombiano no sea sometido a ninguna condición de los terroristas de las Farc. Una paz con dignidad es como lo manifestó el Presidente de la República: una paz donde las Fuerzas Militares nunca serán negociadas, que los mismos beneficios que sean obtenidos por los terroristas de las Farc también los reciban los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía".