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Es innegable cómo la calle se volvió la nueva pasarela, el nuevo espacio de entretenimiento donde los diseñadores y las marcas encuentran la manera más “autentica” de comercializarse y ser reales.
En un comienzo la moda se percibía como algo inalcanzable, que solo les correspondía a las elites de la sociedad de consumo, además la manera de comunicar esas creaciones de moda era en desfiles privados donde ese mismo grupo compraba y accedía a ese mundo fantasioso y exuberante que ofrece la exclusividad.
Sin embargo, el espejismo del siglo XXI se basa en un aura casual fundamentada en la espontaneidad de la vida cotidiana, es el caso de las fotografías de Tommy Ton, quien toma imágenes “espontáneas” de personas extremadamente fashionistas haciendo cosas cotidianas como caminar, hablar, comer, montar bicicleta, etc. y aunque parezcan fidedignas, la verdad es que el escenario y la puesta en escena cambiaron y ahora es la cotidianidad la que permite crear una nueva perspectiva de moda donde la calle es la nueva pasarela.
Para muchos este espectáculo de moda callejero es democratización de la moda, pues en realidad dejó de ser piramidal para volverse una ola transversal de tendencias que tiene origen no solo en los nichos de elite sino también en las subculturas urbanas, no obstante, creo que más que democratización es un fenómeno donde la “aristocracia de moda” sale a la calle y monta un espectáculo que antes era privado y hoy es público gracias a las redes sociales.
Son los mismos personajes e iconos de moda, e incluso los nuevos iconos, que nacieron del común, pero que hoy son celebridades, los que están en las aceras de las grandes ciudades luciendo las ultimas piezas de la temporada y se dejan fotografiar en su posee casual, para así de alguna manera crear el espejismo de cercanía y naturalidad.
Lo cierto es que esta nueva idea de moda es una gran alternativa y aunque para muchos es solo un show, la verdad es que lo entendemos de esa manera y nos parece más auténtico que nunca.