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Benedicto XVI no se fue sin cambiar las estrictas reglas de la Santa Sede, a pesar de que dejará de ser Papa este jueves, empezando por dar libertad ayer a los cardenales para iniciar el cónclave antes de tiempo, siempre y cuando se encuentren todos en Roma.
Sin embargo, y a pesar de esta medida, el Sumo Pontífice respetó lo dictado por la normativa vaticana respecto al período de entre 15 y 20 días para que los cardenales se reúnan y elijan al sucesor de Pedro.
Pero la lista de los cardenales que pueden votar en el colegio cardenalicio, cuya fecha se decidirá tras las reuniones previas al cónclave, que comienzan el próximo 1 de marzo, se ha reducido.
Ayer, el Papa aceptó la renuncia a su cargo como arzobispo de Edimburgo, "por límite de edad", del cardenal Keith O’Brien, en medio de acusaciones en su contra por "comportamiento inapropiado" con otros sacerdotes durante 30 años.
"He valorado la oportunidad de servir a la gente de Escocia y del extranjero de varias maneras desde que me ordené sacerdote", se limitó a declarar el prelado, quien ha negado los señalamientos.
Esta renuncia se sumó a la del cardenal de Yakarta, Julius Riyadi Darmaatmadja, el pasado jueves, por lo que en el próximo cónclave sólo votarán 115 cardenales.
El Santo Padre dijo también que el informe sobre los escándalos de la Iglesia, que desencadenó el caso conocido como Vatileaks, será entregado sólo al próximo papa.
Frente a las dudas sobre la unidad de la iglesia que surgen de estos casos, monseñor Ricardo Tobón Restrep o, Arzobispo de Medellín, aseguró que vienen de malinterpretar las palabras del Papa cuando, hablando de la "conversión que nos pide la Cuaresma, pidió no caer en atentados contra la unidad".