Con la sequía que ha provocado incendios por toda Colombia llegó también el fantasma del desabastecimiento de agua y energía. Un temor que se pasea por el país de tanto en tanto para recordar que a pesar de tener una pluviosidad envidiable, el país es vulnerable a repetir apagones y racionamientos como el de 1992.
La primera temporada de lluvias, que va entre abril y mayo, podrían mitigar el impacto del anunciado Fenómeno del Niño, que implicará más sequía, más calor, por más tiempo.
Según el último Boletín de la de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), "las temperaturas subsuperficiales de las aguas del Pacífico tropical se han elevado hasta niveles similares a los que suelen registrarse antes del inicio de un episodio de El Niño, y los modelos climáticos predicen un calentamiento progresivo del Pacífico tropical".
Es decir, Niño habrá, pero no se tiene claro cuánto tiempo afectará al país, ni tampoco si se llegará a temperaturas superiores como las que hoy se registran.
"Los pronósticos de los modelos señalan que existen posibilidades bastante grandes de que se produzca un episodio de El Niño, probablemente hacia el final del segundo trimestre de 2014 (...) alcanzará sus umbrales entre junio y agosto", agregó la OMM.
Como si no fuera grave, algunos modelos indicaron que se podría adelantar El Niño y llegar en mayo. Lo que si no parece probable es que llegue La Niña, ese fenómeno de lluvia larga y peligrosa.
Al unísono, el Centro Nacional de Servicios de Predicción Climática de Estados Unidos (Noaa, por sus siglas en inglés) indicó que la probabilidad de que luego de junio se dé un Fenómeno del Niño pasó la barrera del 50 por ciento. El Ideam, en Colombia, habla de que va en el 53%.
Embalses, primer signo
La zona más crítica por sequía es la región Caribe, donde los embalses están en un preocupante 20,09 por ciento de volumen, le sigue en gravedad la región llanera que tiene embalses al 29,37 por ciento, Antioquia con un 46,74 por ciento de reservas, el centro con 52,20 por ciento y el Valle del Cauca que presenta la mejor situación, o al menos la menos critica, con un porcentaje de 62,82 en los niveles de sus embalses.
El promedio nacional se ubicó en un 43,69 por ciento, indicó XM, filial de ISA especializada en la Gestión de Sistemas de Tiempo Real. Sin embargo, explicó
Luis Alejandro Camargo, gerente de la entidad, la media "caería hasta 30 por ciento, que ese es un mínimo histórico que tenemos, pero esa todavía es una capacidad útil. Sin embargo, no es conveniente quedarnos sin la producción".
Según indicó al diario La República
Ángela Montoya, presidenta del gremio de generadores de energía hídrica,
Acolgen, "cuando los embalses llegan a 20 por ciento, ya hay preocupación por la escasez. Y, aunque aún falta una época de lluvias antes de que llegue un posible Niño, evidentemente los embalses están cayendo".
En igual sentido, el gerente General de EPM,
Juan Esteban Calle, señaló que "si bien estamos enfrentando una situación de sequía en este momento y hay riesgos hacia el segundo semestre, como sector estamos absolutamente listos para suministrar la energía que requiere el país".
La preocupación de la industria es el abastecimiento de la energía, pero el Gobierno ha dicho que no habrá problemas de cobertura. De hecho, se ha comprometido a entregar obras que mitigarían los efectos de una sequía extrema en varias zonas del país.
En La Guajira, por ejemplo, se tienen varios pozos en etapa exploratoria por parte del Servicio Geológico Colombiano, en los que se espera obtener un flujo de cerca de 80 litros por segundo de agua dulce.
También en la región norte, en la zona de Mamonal, Cartagena, se inició la instalación de una planta de regasificación que minimice el riesgo de desabastecimiento energético en los municipios de Bolívar y pueda servirle también a todo el país.
Este último proyecto hace parte de la red de generadores de energía a partir de fuentes no hídricas que en caso tal de que los embalses no dieran abasto con la demanda nacional, entraran a funcionar estas plantas que en su mayoría funcionan con carbón, gas o combustibles líquidos.
Los tres tipos de plantas generan costos más altos de producción que la generación por fuentes hídricas, pero esos sobrecostos no se trasladarían de manera directa a los consumidores, sino que sería paulatino, ya que la energía que venden las empresas se contrata con anterioridad.
De hecho, se han encendido más plantas térmicas en los últimos meses, para abastecer zonas como el Caribe. Esto ha causado que, de un 20 por ciento de participación en generación de energía ya estén produciendo 34 por ciento. Incluso, según indicaron XM y el gremio de generadoras térmicas, Andeg, ese promedio podría subir hasta 50 por ciento en 2014. En todo caso, lo importante para los actores del sistema es que el país tiene garantizados los recursos suficientes para abastecer la energía necesaria en zonas como el Caribe o donde sea necesario.