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Sindicatos que emplean las redes sociales, los chats e internet para abrir espacios propios de diálogo con sus afiliados, cada vez más jóvenes, cada vez con mayor participación de las mujeres.
Mesas de negociación entre trabajadores y directivas donde el lenguaje se desarma de epítetos descalificantes y las decisiones se toman por el camino del diálogo y no la confrontación.
Empresas que, como la multinacional francesa Carrefour, promovieron la creación de un sindicato para hallar un canal expedito para abordar relaciones laborales y potenciales conflictos.
En Colombia se está gestando poco a poco una nueva tendencia que toma fuerza al interior de grandes y medianas empresas que dejan atrás huelgas o despidos como camino para reivindicar derechos de los trabajadores o defender intereses empresariales.
Sin embargo, persiste la violencia y solo en el año pasado fueron asesinados 20 sindicalistas y 431 más recibieron amenazas, según la Escuela Nacional Sindical (ENS).
Pero también comienza a superarse estigmas de uno y otro lado, a dejarse atrás historias de empresas quebradas por intransigencias sindicales o de sistemáticas persecuciones laborales.
El próximo miércoles, en el Día del Trabajo saldrán miles de trabajadores en un país que tiene cerca de 832.000 afiliados a unos 3.500 sindicatos y uno de los más bajas tasas de crecimiento de estas organizaciones en América Latina (4,2 por ciento).
Al final, sin empresas no hay sindicatos, ambos se necesitan. Esa es la conclusión dada a El Colombiano por empresarios y trabajadores protagonistas de cuatro ejemplos de que el diálogo social sí paga.