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En la calle Barbacoas cerraron los expendios de vicio, pero continúan abiertos los del barrio Trinidad, más conocido como Barrio Antioquia. Denuncias ciudadanas y analistas del fenómeno del microtráfico coinciden en que en este sector se mueve la mayor parte del comercio de drogas de Medellín.
El vicealcalde de Gobernabilidad y Seguridad, Luis Fernando Suárez, es consciente de que en Barrio Antioquia hay un problema complejo. Sin embargo advierte que se viene haciendo un trabajo con la Sijín y la Fiscalía, que toma tiempo para poder avanzar y dar un golpe contundente que permita judicializar a los responsables del tráfico de estupefacientes en el sector.
En diciembre de 2013, dos operativos policiales en el sector terminaron en asonadas.
Sin embargo, el concejal Jesús Aníbal Echeverri destaca la importancia de que esta zona relacionada históricamente con el comercio de estupefacientes sea objeto de intervención por parte de la autoridad. "Que la gente buena de Barrio Antioquia tenga forma de vivir con la autoridad y con confianza", señaló.
El director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), Fernando Quijano, considera que en barrio Antioquia hay una verdadera "megaplaza de vicio: acopio y distribución mayorista y minorista, con puntos de venta".
Vecinos se quejan por el consumo de drogas, en su mayoría marihuana. Incluso uno que pidió reserva de su nombre, por razones de seguridad, advirtió que en el barrio habría alrededor de 50 sitios donde se pueden conseguir marihuana cripa, regular, perico 1A e incluso crack. "Hay una olla en cada esquina, a veces dos", dijo.
Quijano considera que la estrategia de desmantelar "ollas de vicio" es insuficiente para un fenómeno que mueve cifras multimillonarias. Además de Barrio Antioquia, donde considera que el problema se ha afianzado con los años, destaca que según cifras de la entidad, en la ciudad funcionarían 1.000 expendios de sicoactivos.
"La estrategia del Gobierno de demoler ollas, no pasa de ser un show mediático", afirma. Sostiene que los delincuentes han inventado nuevas formas de distribuir sin comprometer grandes capitales.
Explica que ante la acción de las autoridades los delincuentes optan por surtir los expendios cada dos o tres horas para no arriesgar grandes cantidades de droga o llevan la droga al sitio en que se va a consumir. Las bandas estarían optando por permitir a particulares montar expendios a cambio de que les compren la droga y les paguen por darles seguridad.