Casi siempre quien va a comprar un carro se orienta por factores como diseño, valor, potencia, consumo de combustible, costo de mantenimientos y la velocidad que puede alcanzar.
Pero, ¿y esa velocidad cómo se puede contener cuando sea necesario? Es una pregunta que poco se hacen los compradores. Y muchas veces una buena frenada es la diferencia entre tener una conducción más eficiente y divertida o no; y yendo más allá, entre la vida y la muerte.
Un carro ya a 80 kilómetros por hora (para hablar de los límites colombianos) es un proyectil que puede ser mortal si su sistema de frenos no es eficiente.
El sistema de frenos típico en el carro tiene varios componentes: el pedal, que es el que está en contacto con el conductor al accionarlo para detener el carro; la bomba del líquido de frenos; la tubería por la que se desplaza este fluido y llega finalmente al tambor o campana que aloja las bandas de frenos; o a las mordazas en las que se insertan las pastillas de frenos para hacer presión sobre el disco de freno.
Las pastas de frenos hoy, señala
Hernán Arboleda, asesor técnico de la firma Vehicenter, son en su gran mayoría de componentes cerámicos con partículas de cobre, que son flexibles y de eficiencia en la disipación del calor producido por la fricción.
La revisión a tiempo
Uno de los factores que garantizan el buen funcionamiento del sistema de frenos, tiene que ver con las revisiones preventivas.
Tanto
Hernán Arboleda como
Juan Diego Guerra, de Vehicenter señalan que esta debe hacer cada 10 mil kilómetros en automóviles; y cuando se trata de vehículos como los tipo camperos o van, recomiendan que esta revisión se haga con intervalos de 5 mil kilómetros de recorrido ya que se trata de vehículos más grandes y sometidos a una carga mayor en sus frenos.
Existen señales que le pueden indicar al conductor si es necesario, antes de estos tiempos, someter el sistema a observación por parte de los técnicos especializados.
Si al rodar y aplicar los frenos se siente un sonido metálico, es un síntoma de un muy probable desgastes de las pastas.
Algunos vehículos tienen un testigo luminoso que también puede alertar sobre posibles necesidades de cambio, o al menos la revisión de los componentes para corregir defectos.
En cuanto al comportamiento del pedal, cuando este se nota esponjoso y su recorrido es mayor o menor al habitual en el carro, es una alerta que debe ser tenida en cuenta en el menor tiempo posible para la intervención por parte de un técnico especializado.
Cuando los discos presentan algún problema, estos pueden someterse al proceso de rectificación, de pulido, en algunos casos hasta por tres ocasiones, antes de tener que adelantar un proceso del cambio de la pieza por una nueva.
Y aquello del remache de bandas o pastillas es una figura poco técnica y peligrosa, deséchela, es la recomendación de los expertos.
Líquido
Otro elemento esencial en el sistema de frenos es el líquido. Este componente tiene la capacidad de resistir altas temperaturas propias del trabajo que hacen los frenos, antes de su punto de ebullición.
Estos líquidos están clasificados según su punto de ebullición, desde DOT 3 hasta DOT5.
Para Medellín, los técnicos consultados recomiendan usar el líquido DOT 4 en adelante, porque su punto de ebullición es más alto, desde 230 grados centígrados.
Aunque en algunos momento se puede reponer un poco del líquido, cuando se hace el cambio debe reemplazarse completamente y siempre el cambio debe ser por uno de las mismas características del usado.
Si se va a cambiar por otro de condiciones diferentes, la purga del sistema debe ser muy profunda para evitar que el nuevo líquido se contamine y pierda sus propiedades.
Además el líquido de frenos absorbe humedad, y cuando esta sobrepasa el 3 por ciento su cambio debe hacerse de inmediato porque la frenada pierde eficiencia.