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La historia de José Carlos Álvarez Payares se desarrolla en un marco de sacrificio y perseverancia. Él, oriundo de Magangué, Bolívar, llegó a Medellín para cumplir con el deseo de formarse como médico.
Su ingreso a la universidad se dio luego de luchar en tres ocasiones por un cupo para ese pregrado. Lograrlo lo toma como un reconocimiento a sus conocimientos como médico y un premio a sus esfuerzos.
"No tuve que nacer en cuna de oro para lograr las cosas. No se necesita plata ni lambonería para conseguir grandes cosas en la vida, solo se necesita tener a Dios en el corazón, ser positivo, no ser intolerantes al fracaso y tener sueños para lograr algo", dice el estudiante de 24 años.
El premio fue entregado por la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame).
¿En qué etapa de la carrera llega este premio?
"Estoy comenzando el internado mayor rotando por Hematología en el San Vicente Fundación. En Medicina se hace práctica de un año, los primeros seis meses son internado menor, los segundos seis meses internado mayor. En el menor son las materias básicas que un médico debe manejar: ginecobstetricia, medicina interna, pediatría, cirugía general. La segunda parte es reforzar otros temas que el estudiante quiera profundizar. Me gusta mucho la medicina interna por eso escogí hematología interna y luego sigo con toxicología".
¿Por qué la elección de estudiar Medicina?
"Desde pequeño, cinco o seis años, siempre dije en mi casa que quería ser médico. Cuando jugaba o estaba en la calle y algún amigo se caía yo era el que lo iba a limpiar. Recuerdo una vez que a un amigo lo picó un bicho y yo empecé a apretar, dentro de mi ignorancia, para ver si sacaba algo, veneno, decía yo. Mis amigos me decían que iba a ser médico. Además, tenía la influencia de que mi hermano mayor estaba estudiando Medicina. Inicialmente fue difícil para mí empezar, porque me presenté tres veces en la Universidad de Antioquia, entonces como no pasaba me tocó entrar a estudiar otra carrera".
¿Y qué pasó?
"Que pasé a Ingeniería Química, en la Universidad Nacional de Medellín. Para ese entonces, les decía a mis compañeros que estaba de paso en esa carrera, que no iba a demorar mucho tiempo ahí, pero ellos nunca entendían. Me presenté callado la última vez para no sentir ninguna presión y ahí fue cuando finalmente pasé a Medicina".
¿Cómo fueron los inicios en medicina?
"Al comienzo fue difícil, estaba muy motivado, pero fue duro económicamente. Tuve que pedir beca. Ya luego poco a poco me fui saliendo de esos apuros, pero cuando a uno le gusta algo uno pasa lo que sea. Nunca se me van a olvidar las primeras palabras del decano de la facultad: "ustedes son privilegiados dentro de todo un país que quiere estudiar". Y es que ser estudiante de Medicina implica mucha responsabilidad desde la familia hasta las personas en la calle. Porque así uno esté en segundo semestre, en la casa ya quieren que uno les mande algo para el dolor de cabeza o algo así. Hay que explicarle a la gente que ser médico no implica recetar, la historia va más allá".