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HISTÓRICO
En Nechí levantan barreras contra los ríos
Gloria Luz Gómez Ochoa | Publicado
En Nechí, a 369 kilómetros de Medellín, abunda el agua y escasea la comida.

Las crecientes de los ríos Cauca y Nechí afectan cada año a cerca del 90 por ciento de la población, anegan cultivos de arroz, maíz, yuca y plátano. Los llamados de emergencia son el pan de cada día.

Las calles de este municipio permanecen anegadas y la salubridad de sus habitantes se mantiene en riesgo.

Los niños corren por entre los charcos, en los mismos que los cerdos beben para saciar la sed de un calor que a veces es insoportable, más de 35 grados centígrados.

La fuerza de las aguas del río Nechí y del Cauca irrumpen cada vez reclamando un territorio que le es propio. Los habitantes, en su mayoría, son desplazados de zonas aledañas como Bolívar y Sucre. Los otros llegan en busca de oro, con el afán de redimir su vida, ese afán que ha sedimentado el río hasta hacerle perder su cauce, aseguran los habitantes más veteranos de esta localidad.

Con el agua a la cintura
Esa pelea con el río ha hecho que en muchas ocasiones las autoridades admitan la necesidad de trasladar el pueblo para evitar las continuas inundaciones, pero el costo de esto es exorbitante.

Para mitigar los estragos las administraciones municipales han destinado recursos, que no son suficientes para solucionar la magnitud del problema.

"El río ha arrasado las barreras. Se ha tragado la plata invertida", advierte Martín Mesa, un habitante del municipio.

En una esquina del pueblo un grupo de hombres alborota la conversación y en una contradicción absurda, se escuchan las voces que esperan la inundación. "Es la época en la que la plata se mueve en este municipio", dice con sorna Martín, un hombre que llegó a esta localidad y que pese a no contar con agua potable, alcantarillado, vías pavimentadas, "vivo feliz". Otros le acotan, "aquí no hay pobreza. Cuando la gente tiene el agua a la cintura es cuando más ron toma", cuentan en medio de las risas de sus compañeros.

En Nechí las calles dan la bienvenida con el mal olor. Las excretas de las casas salen directamente a las calles, donde se conjugan los estanques de agua y el barro.

Más de 500 cerdos permanecen en chiqueros y en las calles, "ahí donde se bañan los cerdos se bañan los niños", advierte Manuel Marmolejo, funcionario de la Dirección Seccional de Salud y esa es una de las preocupaciones de las autoridades sanitarias.

"Una cultura que no ayuda a mejorar las condiciones de salubridad existentes", lamenta el funcionario.

La esperanza de controlar el río está en los 2.000 millones de pesos que aportó el Gobierno Nacional, a través del Invías, después de la última ola invernal en 2008, para la construcción de una muralla de 360 metros, con la que se espera evitar la entrada del río al municipio.

De acuerdo con el secretario de Gobierno, Jaime David Castañeda, "no hay suficientes recursos para terminar de construir la barrera que tiene 600 metros, la obra deberá terminar este mes. Se va a hacer el dragado al río Cauca en cuatro puntos: Nechí, San Jacinto, Achí y Guarandó, por 7.000 millones de pesos.

Ahí están las esperanzas de Nechí, para protegerse del río.
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