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En cada época de la vida la piel siempre tiene algo para revelar: la edad, claro, pero también algunas enfermedades que, de ser atendidas a tiempo, pueden tener un pronóstico positivo.
Visitar al dermatólogo no es solo asunto de arrugas o envejecimiento, incluso desde edades tempranas muchos niños deben acudir al especialista para prevenir complicaciones propias de esa etapa.
Piel seca e irritada, deshidratación, alteraciones por exposición solar o procesos infecciosos son los daños más comunes en la infancia. Así lo explica Luz Amparo Cadavid Vergara, dermatóloga. Agrega además, que en la edad adulta los daños causados por los rayos del sol, los cambios en la pigmentación de la piel y las masas de crecimiento rápido y doloroso son algunos de los motivos de consulta más frecuentes.
Preste atención
Por lo delicado de su piel, la de los niños es más propensa a inflamaciones y los eczemas atópicos -también conocidos como dermatitis atópica- suelen ser los más comunes. Pueden ser de origen genético, suelen aparecer alrededor de los dos o tres meses de vida y se caracterizan por ser unas ampollas descamativas, pequeñas, que liberan líquido.
"Apenas hay manifestación de esta enfermedad se debe comenzarse el tratamiento para evitar la diseminación. En ese proceso se requiere de buena hidratación de la piel, utilizar sustitutos del jabón y limitar el uso de las piscinas", advierte José Ignacio Gómez Uribe, dermatólogo de la Clínica Dermatológica.
Aunque es común en el lactante, una vez superada esta etapa, puede aparecer de nuevo a los tres o cuatro años.
Las malformaciones vasculares es decir, lunares de cierto diámetro, son otra de las alteraciones que puede presentarse a esta edad, incluso desde el nacimiento. Algunos tienden a crecer y en otros casos desaparecen por sí solos. Sin embargo, cuando tienen algún componente venoso y son persistentes debe acudirse a la cirugía.
Mantener a los bebés muy arropados durante los primeros meses de vida es una causa de sudamina o intolerancia al calor, una erupción cutánea en la que el exceso de ropa, obstruye los conductos excretores y las glándulas sudoríparas.
Llega el acné...
Catalogada por la Organización Mundial de la Salud, OMS, como una enfermedad multicausal, el acné aparece inicialmente en la preadolescencia y adolescencia como resultado del aumento en la producción de hormonas sexuales. Esta condición genera a su vez, grasa y, por supuesto, brotes en la piel debido al taponamiento de los folículos pilosos.
Para contrarrestarlo, los expertos recomiendan tener una buena higiene a través del uso de limpiadores adecuados acordes con el tipo de piel, eso sí, sin excesos, pues su abuso estimula las glándulas sebáceas.
Dependiendo del tipo de acné (inflamatorio, hormonal o leve) existe un tratamiento específico. En el caso femenino, esta enfermedad, en algunas ocasiones coexiste con alteraciones del ciclo menstrual como la poliquistosis ovárica.
Cuidado con el sol
La fotosensibilidad por acumulación de la radiación ultravioleta a lo largo de la vida, se ubica dentro de los motivos de consulta más frecuentes en la edad adulta. Y es que la piel tiene memoria por lo tanto, esa cantidad de radiación solar comienza a pasar factura en los mayores. Entre otras de las causas de esta enfermedad se habla del consumo de algunos medicamentos, entre ellos diuréticos y antihipertensivos que aumentan la sensibilidad al sol.
En la vejez, la resequedad de la piel es otra alteración frecuente, debido a la menopausia en la mujer y la anDROP ausia en el hombre. En esta etapa, es también importante estar atentos a la aparición de lesiones premalignas secundarias al daño solar que se manifiestan como manchas rojas descamativas en las áreas de exposición.
Promover el uso de antisolares y no recibir el sol en las horas de mayor radiación, debe ser una costumbre de todos, para evitar además de estas, otras patologías que alteren la salud de la piel.