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Son momentos de incertidumbre y de dolor para los familiares y amigos de los 12 mineros atrapados en la mina La Cancha.
De acuerdo con las autoridades, las personas que quedaron en el interior del socavón son: Guillermo Alonso Restrepo Martínez, Juan Alejandro Álvarez Colorado, Yohan Andrés Restrepo, Róbinson Arley Mejía Molina, Wilson Fernando Gómez Cifuentes, Fausto Albeiro Álvarez García, Carlos Enrique Muriel Estrada, Fabio Alberto Muriel, Luis Arturo Muriel Estrada, Albeiro Ruiz Montoya, Lázaro Antono Bedoya y Dairo Horacio Muriel.
La familia Muriel vive una dura situación porque Carlos Enrique y Luis Arturo son hermanos. Además, son primos de Fabio.
Carlos Enrique tiene 51 años. Fabio Alberto, 52 años y es minero desde hace 30 años. Luis Arturo tiene 50 años, con dos hijos mayores de edad y 30 años trabajando en minería.
Carlos y Luis Arturo son sobrinos de Jaime y Carlos Muriel, mineros que murieron en la tragedia de 1977.
Estos son otros perfiles de los mineros atrapados.
Yohan Andrés Restrepo: 36 años. Los cumple el 6 de noviembre. 4 hijos. Contento porque ganó vivienda de interés prioritario.
Róbinson A. Mejía: 27 años. 15 años trabajando en la mina. Tiene dos hijas de 5 y 10 años.
Lázaro Antonio Bedoya: 22 años. Dos hijas de 6 y 10 años.
Wilson Fernando Gómez tiene 39 años. Trabaja en la minería desde los 18. Dos hijas de 14 y 15 años.
Testimonios de familiares
Uno de ellos, Walter Restrepo, no sabía si llorar o aceptar la realidad que estaba viviendo con su hermano Yohan Andrés Restrepo, de 37 años, quien estaba atrapado a 700 metros de la bocamina.
"Yo desde los 12 años me recorría todas estas minas trabajando, pero llegué a los 18 y reflexioné sobre el peligro y decidí trabajar en una ladrillera que montaron cerca a la Ferrería, donde llevo 15 años. Entonces le dije a mi hermano que se saliera que mi trabajo era de menos riesgo y lo convencí. Trabajó allí solo dos años, hasta que me dijo que el salario mínimo no le servía y se volvió a meter a la mina porque le pagaban por el carbón que sacaba y era más de un millón de pesos y no tenía que laborar los sábados ni los lunes, y ahí está Monosoto, como le decían, en medio del agua y tal vez muerto, porque esas bolsas de agua no les perdonan la vida a los mineros que las tocan", decía en medio del dolor