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Según lo reportan los medios de comunicación, tanto la Misión de expertos cafeteros como la de estudios rurales han presentado los primeros avances de su trabajo. En ambos casos, aunque todavía no se dispone de un informe final definitivo, las primeras declaraciones públicas de los respectivos directores dan una idea de algunos elementos claves para cada caso.
En la Misión sobre el café ya se dispone del conjunto de estudios que adelantaron diversos expertos nacionales e internacionales y que fueron presentados el miércoles pasado en un evento organizado por la Universidad del Rosario. Lo que está pendiente de entrega es el informe final de la Comisión, pues hasta ahora, como lo señala el director de la Misión, lo que ha circulado privadamente es una versión preliminar.
Infortunadamente, las directivas de la Federación Nacional de Cafeteros, rompiendo con lo acordado, hicieron públicas sus opiniones sobre esta versión. Ello, en vez de ayudar a un ambiente de diálogo y discusión argumentada, ha generado prevenciones y malos entendidos que en nada ayudan al desarrollo de la industria cafetera y al mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores de las zonas cafeteras.
Entre las cosas que públicamente ha señalado el director de la Misión están los problemas de productividad y competitividad del cultivo de café y la necesidad imperiosa que hay de incrementarlas no solo para competir en los mercados externos, sino para mejorar los ingresos de los productores y reducir la pobreza en las zonas cafeteras.
De igual manera, se señala que no existe una solución única para el desarrollo del cultivo y que una caficultura rentable y heterogénea tiene que surgir de las regiones. Este es el reconocimiento explícito de la diversidad de condiciones que hay en las zonas cafeteras y que constituyen la base de la competitividad de cada una de las regiones.
Asimismo, se perfila la diferenciación de responsabilidades que tienen el Estado y el gremio, y la necesidad imperiosa de aclarar el papel de este último. Esto es un asunto fundamental, pues, como lo han mostrado otros estudios recientes, se presentan casos en los que las funciones del gremio se confunden con las del Estado, lo que lo lleva a actuar como juez y parte.
De otra parte, la Misión para la transformación del campo ha propuesto, además de un conjunto de principios para el desarrollo de los territorios rurales y el progreso de sus habitantes, una estrategia que consta de cinco áreas.
Estas son: el cierre del déficit y las brechas sociales; una estrategia ambiciosa de inclusión productiva que permita el acceso a los recursos productivos; el desarrollo de una ruralidad competitiva, con énfasis en el sector agropecuario, basado en la provisión de bienes públicos; un desarrollo ambientalmente sostenible, que busque mantener e incluso mejorar el patrimonio natural; y una reforma institucional profunda, que abarque las instituciones públicas en todos los niveles y el fortalecimiento de la sociedad civil.
Ojalá que, para cualificar el nivel de la discusión y fortalecer las políticas públicas, muy pronto se conozcan los informes finales de ambas misiones.