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Durante todo el 2011, el hecho que marcó el comportamiento de los mercados mundiales fue la crisis fiscal europea.
El torbellino comenzó realmente a finales de 2010 con los rescates de Grecia e Irlanda, pero este año se intensificó hasta el punto de tragarse a Portugal, salpicar a España, Italia e incluso Francia, y ha estado a punto de pulverizar la moneda única europea.
Fue la constatación en abril de que Portugal tendría que ser rescatado lo que abrió la puerta a una cascada de rebajas en las calificaciones de la deuda soberana del país luso, Grecia, Irlanda, y España, hasta llegar a Italia.
Ni siquiera los países más solventes de la zona del euro se han librado del acoso de las agencias de calificación, que en diciembre ampliaron sus amenazas a Alemania, Austria y el resto de países con las máximas calificaciones crediticias.
Los inversionistas de todo el mundo vieron con sigilo cómo la troika (La Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo) salió al rescate de Grecia, con préstamos acordados por 110.000 millones de euros.
Sin embargo, la ayuda no viene sin condiciones. Para acceder a los 45.000 millones de euros restantes, el país heleno deberá poner en marcha un estricto plan de austeridad que supondrá reformas dolorosas para la ya débil economía.
Italia tambalea
Con Grecia aún en la cuerda floja, el siguiente país en atemorizar a los inversionistas fue Italia. El 9 de noviembre, este país entró en la zona de rescate cuando su prima por riesgo alcanzó los 574 puntos básicos y superó la barrera de los 500, que en Grecia, Irlanda y Portugal provocó la intervención europea.
Aunque la Unión Europea está tomando medidas para lograr una mayor consolidación económica y fiscal, liderada por Alemania y Francia, los expertos coinciden en señalar que tomarán años para que la región salga de la crisis, que ya reclamó la cabeza de dos mandatarios europeos (el exprimer ministro italiano, Silvio Berlusconi y el exprimer ministro Griego Yorgos Papandreu) y que hundió a las bolsas en pérdidas, que en los momentos más intensos de la crisis llegaron a acumular caídas del 25 por ciento.