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Quién no ha hecho una "vaca" para un paseo o participado en un bingo por alguna causa. Recoger plata, o donarla, hacen parte de nuestra cultura, dice con convicción María Antonia Hoyos, directora de operaciones de Little Big Money.
Pero, trasladar esa práctica al ámbito digital, a través de lo que se conoce como crowdfunding, una opción muy popular en E.U. y Europa, apenas comienza en el país.
María Antonia impulsa con un grupo de emprendedores una plataforma de financiación colectiva, que quiere tener alcance regional. Little Big Money, como se denomina, está enfocada en temas con "impacto social". La donación inicia en 25 mil pesos.
Hay iniciativas como las del ingeniero mecánico, Juan Esteban Hincapié, a través de la empresa Erco, que luego de conocer que un millón de familias en el país no tiene acceso a la energía eléctrica, decidió impulsar un proyecto de energías renovables.
Tenía un prototipo de gabinete fabricado en celdas solares que encontró a 30 colaboradores, como se denomina, con los que logró reunir más de 3 millones de pesos.
Ya se conectaron con la Fundación Saciar para llevar la solución inicialmente a las familias de Bocas del Atrato, donde luego de que anochece crece la alternativa de ir al bar.
Para María Antonia esta opción de financiación alterna resulta interesante cuando no siempre es fácil acceder a la banca tradicional.
A cambio de ese esfuerzo colaborativo para desarrollar ideas se ofrecen recompensas o incentivos de carácter simbólico. Trabajan en que cada proyecto que se presente, a través de video, construya un mensaje claro, para así ser replicado con facilidad. "Hay que educar en esto", remata.
La historiadora Diana Uribe también decidió acudir a una "vaca digital", a través de Lachevre.co, para permitir a través de un sitio web el acceso gratuito a sus programas de radio que ampliará con más recursos multimedia.
En el "cuento" que echa en un video dice que esta opción de "financiación en masa" no es exclusiva de esta época de internet. Recuerda que se usó para terminar de financiar la Estatua de la Libertad, en 1884.
Así, la propuesta que continuaron plataformas como Kickstarter o Indiegogo, logró hacer de ideas, en apariencia de nicho o pequeñas, empresas globales, como le sucedió a Pebble, con su reloj inteligente. La fuerza está en sumar recursos.