viernes
7 y 9
7 y 9
Arturo González le ha visto tantas veces la cara a la guerra en la huerta de su casa, que puede recordar y narrar cada disparo, cada carrobomba, cada toma guerrillera ocurrida en Nariño, su pueblo, tomándose un tinto y sin un respiro. Por eso cuando se enteró que desde su terruño –el mismo en el que un día alias "Karina" y el frente 47 de las Farc izaron la bandera de esa guerrilla en el parque principal— podía enviar su propuesta de paz a Cuba, en un formulario que supuestamente había hecho llegar el Gobierno a la Alcaldía, dejó el azadón, guardó las semillas de la siembra para otro día, y arrancó cuesta abajo por el sendero veredal, en el que hasta su mula pareciera a veces desbocarse.
Llegó a la Alcaldía y se acercó despacio, jadeante. Preguntó cómo hacía para escribir su idea de paz, la que le venía rondando en la cabeza desde aquella ocasión en que "Karina" volvió a su pueblo convertida en una gestora de paz, años después de hacer la guerra. No encontró respuestas claras. "Solo quería hablar del perdón, y escribirles a los que arreglan allá el país. Creo que es la forma de que en estas montañas se encuentre un camino para vivir tranquilo", le dijo a su esposa, quien le calmó el sinsabor con una taza de aguapanela.
"Mijo esa gente no le va a parar bolas a sus cosas", refunfuñó la esposa, señalándolo como un hombre realista pero a la vez soñador.
Abelardo Antonio Arraút Bustamante, el alcalde de Nariño, asevera que hasta el tres de abril de 2014, a su despacho no ha llegado ningún formato físico desde el Gobierno para que los nariñenses envíen sus propuestas a la mesa de negociación. Tampoco, a excepción de Arturo y otros pocos, se han acercado más habitantes de ese municipio a expresar ideas o peticiones para ser enviadas a La Habana.
"Sí nos hubiese gustado que en estos municipios que fueron epicentro de la guerra, nos tuviesen en cuenta y nos hubiera llegado un formulario pero nada ha llegado y no nos han tenido en cuenta para una toma de decisiones", dice el mandatario.
En este pueblo, donde alguna vez se acostumbraron a ver los muertos que dejaba la guerra en cada esquina, el Alcalde habla de su propuesta: un cese el fuego bilateral. "No hay ninguna credibilidad porque mientras allá están rezando acá están pecando. Y más inversión del campo porque no hay inversión social", expresa Arraút.
****
Las noticias más cercanas del proceso de paz las obtienen en el Oriente antioqueño a través de la televisión y la prensa. En municipios como Argelia, San Francisco, Sonsón y Granada, conocen poco de las discusiones en La Habana, y esto les ha creado un escepticismo por las negociaciones entre el Gobierno y las Farc, tanto, que pocos ciudadanos buscan alternativas para enviar sus propuestas de paz.
En Argelia, su secretario de Gobierno, Héctor Mario Zea, dice que en esas calles empinadas y maltrechas, el pueblo ha sido cien por ciento víctima, y esto los ha llevado a estar inquietos por lo que se dice en Cuba para saber cómo solucionan los resquicios del conflicto armado. Dice que los argelinos creen que con el proceso de paz les mejorará la vida, y afirma, desde su despacho adornado con un balcón verde de madera, que están dispuestos a colaborar, "pero que el Gobierno nos dé las herramientas". En Argelia afirman que tampoco han llegado las cajas con formularios para las propuestas ciudadanas de paz que serían enviadas a La Habana, y pocos saben que hay una página virtual en la cual pueden saber cómo enviar a la mesa sus iniciativas de participación.
Iniciativas ciudadanas
Wílmar Henao habla de la paz como si tuviera cincuenta años, pero tiene 20, aunque sus gafas de marco negro y oscuro le den un aspecto de 25 o 26. Habla con propiedad de la paz porque de niño vivió la guerra en Sonsón. Vio a las guerrillas pelearse con los soldados. Dice que la paz es una situación en la que la gente debe ser "Persona de la A a la Z", y echa un cuento sobre cómo deberían prepararse para la paz.
Sonsón está a kilómetros de Argelia, pero en esas mismas montañas del Oriente. Allí la guerra también marcó generaciones y Wílmar es de una de estas. Para llegar a Sonsón desde Argelia, se tarda una hora en carro por carreteras que antes fueron trochas donde la guerrilla hacía retenes, pero ahora esas vías conocen la inversión. Se ven los tractores ir y volver, sinónimo de consolidación de seguridad. De no serlo así, el Gobierno no invertiría un peso en esas vías serpenteantes entre montañas.
A Sonsón sí llegaron, alguna vez, unas cajas con formularios en los que la gente podía mandar todo tipo de críticas a los negociadores, hasta propuestas para ser estudiadas en la mesa. Pero en este pueblo del páramo la respuesta ciudadana fue nula, a pesar de que en el municipio le apuestan al proceso de paz, como afirma su alcalde Diocelio Bedoya López.
"Nosotros acá en el Oriente, donde hubo un ejercicio, las guerrillas y las autodefensas nos afectaron, por eso no queremos quedar exentos de los procesos de paz. Le damos toda la importancia y hacemos votos para que el tema de La Habana repercuta en bien".
Aun así, la respuesta ciudadana a los formularios fue poca. Nelson Fernando Gómez, el personero de Sonsón, explica que al tema de la paz le falta proceso de socialización, y esos espacios se deben ir realizando con los campesinos, con los líderes, con toda la gente, y explicarles qué puede pasar con un proceso de paz. "Es importante que desde municipios como este se escuchen propuestas que puedan llegar a la mesa de conversación en La Habana".
Pero la metodología de los documentos, en que la gente podría incluir sus inquietudes, no tuvo recepción en los sonsoneños. Explica el personero que no llegaron propuestas, a pesar de que se colocaron los formatos para la ciudadanía. Sin embargo, el viernes realizaron un conversatorio con estudiantes, adultos y jóvenes, en los que explicaron cómo iba el proceso de paz y qué podían discutir y enviar.
Y Wílmar lo dijo: "La paz es ser Personas desde la A hasta la Z". A pesar del miedo, quieren apostarle al proceso, cansados de una guerra que los marcó para siempre.
****
El viernes en la noche las luces de las velas se encendieron en Granada. Minutos antes, pequeñas mariposas salieron de una caja en el altar de la iglesia, donde las víctimas volvieron a decir no más. Esta fue una iniciativa ciudadana para apoyar el proceso de paz, aunque desconocen cartillas y otros formatos de participación en el proceso de paz.
Gloria Ramírez es una granadina que ha luchado por las víctimas. Con un grupo de habitantes de Granada trabajan a diario por la dignidad de los afectados por el conflicto, y más en este pueblo, donde las Farc descargaron su furia en diciembre de 2000 estallándoles un carro cargado de explosivos en pleno parque. De ese día, en un salón para decir no más, guardan un pedazo del camión.
"Las iniciativas de paz han salido de la comunidad. Por eso hacemos este tipo de actos. Estamos dispuestos a perdonar, pero perdón sin justicia es impunidad y por eso la gente no cree", cuenta Gloria, y enciende su luz y se echa a caminar. Apoyan el proceso, pero pocos creen, como tampoco creen en San Francisco, otro municipio víctima del conflicto, donde las cajas con los formularios, según la Secretaria de Gobierno, Liliana Acenet Ciro, terminaron en un almacén y luego en la basura porque la gente allá, en ese pueblo encumbrado, pide seguridad y cree poco en procesos de paz.
¿Poca participación?
En las bases de datos de la Oficina del Alto Comisionado para la paz reposan 19.300 propuestas y comentarios al proceso de paz con las Farc. De estas, 3.700 son propuestas directas, de las cuales el 25 por ciento son físicas (925) y el resto (2.775) son virtuales.
Por medio físico, Antioquia solo ha registrado un cinco por ciento de participación, y de forma virtual, el 11 por ciento. Desde la oficina explicaron que a todas las alcaldías y gobernaciones del país sí enviaron las cajas con los formularios físicos e impresos. "Puede que al alcalde no le haya llegado directamente la caja, no la conoce, no se acuerda o quedó en alguna dependencia y ahí está".
Precisaron también que el tema de los formularios fue una concertación de la mesa de negociación (Farc y Gobierno), "y todas las propuestas que llegan de forma física van directamente a La Habana, donde una editorial las canaliza y hace entrega directa de copias exactas a las delegaciones".
Ante el escepticismo, desde la oficina del Alto Comisionado comentan que uno de los desafíos de la participación ciudadana es que a la gente se le dice que participe, pero como la mesa no responde hace que la gente sienta este mecanismo como lejos o distante, "porque no ve una cara que les diga que leyó lo que usted opina".
En efecto, esa desconfianza es la que ahora afecta a Arturo González. El campesino esbozó su propuesta nuevamente y la escribió en un papel y volvió a llevarla a la Alcaldía de Nariño. Otra vez no encontró donde dejarla. Se devolvió a su parcela a pasar el mismo sinsabor, de aquella primera vez, con la aguapanela que le da su mujer.