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El contador de la Unidad para la Atención y Reparación a Víctimas crece a diario y a la fecha registra 6.657.985 de personas que sintieron en carne propia el conflicto por culpa de alguno de sus actores. Legal o ilegal.
Cuando se acerca el viaje de una comisión de estas a La Habana para defender sus derechos frente a frente con los delegados del Gobierno y la guerrilla, las Farc insisten en considerarse más víctimas que victimarios. La misma posición tiene el Eln, ahora en acercamientos con el Estado.
Pero el informe de la Unidad (certifica a las víctimas tras estudiar cada caso), presentado en el debate en la Cámara de Representantes sobre los diálogos de paz, demuestra otra realidad.
De cuatro delitos graves y con posibilidad de ser reconocidos como de lesa humanidad a la hora de juzgar a guerrilleros, la mayoría de afectados declararon a las guerrillas como el responsable de la desaparición de un familiar, desplazamientos forzados y secuestro. Los paramilitares lideran las denuncias de torturas.
El ejemplo grueso es el desplazamiento. De las más de 6 millones 657 individuos reconocidos desde 1985 por la Ley de Víctimas, 5 millones 700 mil fueron desterrados y de estos 2 millones 335 mil culpan a los grupos insurgentes (ver gráfico).
Uno de los reclamos de las personas victimizadas durante el reciente y polémico foro en Cali es la exigencia a la insurgencia de reconocer su responsabilidad y no "diluirla" en las culpas de los otros actores del conflicto como paramilitares y agentes del Estado.
Al caudal de voces acusadoras, el jefe de las Farc, alias "Timochenko", respondió: "Los verdaderos autores y responsables por los horrores de este largo conflicto son ellos", en referencia a "la clase dominante, el Estado, grupos económicos y la gran prensa".
Por este escenario de acusaciones mutuas, la discusión que se aproxima será una de las más complejas de los diálogos de paz.
Fabrizio Hochschild, coordinador de la ONU en Colombia, quien por estos días trabaja en la selección de las víctimas que viajarán a Cuba, asegura que la polarización del país no debe arrastrar a las víctimas. "Las víctimas tienen diferencias, pero sin importar su victimario demandan que ninguno de los responsables las desconozca".