<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
HISTÓRICO
Hace 50 años se sabe que fumar es un placer fatal
  • Hace 50 años se sabe que fumar es un placer fatal | "Hace más de medio siglo, la ciencia lo sabía —dice el neumólogo Héctor Ortega Jaramillo— pero no había logrado comprobarlo. FOTO s ARCHIVO
    Hace 50 años se sabe que fumar es un placer fatal | "Hace más de medio siglo, la ciencia lo sabía —dice el neumólogo Héctor Ortega Jaramillo— pero no había logrado comprobarlo. FOTO s ARCHIVO
POR JOHN SALDARRIAGA | Publicado

Un regalo de los dioses. Un placer que si se disfruta acompañado, sabe mejor.

Estas son algunas de las frases con las cuales Cristóbal Peláez González, director del Teatro Matacandelas, defiende su hábito de fumar, el cual realiza con evidente gusto. Como si al halar de ese cilindro de papel estuviera sorbiendo la verdad.

Y viene a expresarlo justo el día en que se cumplen 50 años de que la ciencia médica comprobara que el cigarrillo es nocivo para la salud.

Pero cada cual en lo suyo. Él es un tipo del arte y de la poesía y no tiene obligaciones moralizantes ni médicas. En cambio, los médicos son los médicos y ellos tienen la obligación de advertir sobre los riesgos que corren quienes integran a su organismo los químicos que vienen en el cigarrillo.

Peláez es más cercano al dramaturgo francés Jean-Baptiste Poquelín, más conocido como Moliere, quien señalaba: "Diga lo que diga Aristóteles y toda la filosofía, no hay nada comparable al tabaco... Quien vive sin tabaco no merece vivir."

Y más lejano al médico inglés Richard Doll, nombrado Caballero del Imperio Británico por sus investigaciones, el primero en relacionar el consumo del tabaco con el cáncer y 19 enfermedades más, en 1954: 10 años antes de que en Estados Unidos, el Ministerio de Salud Pública revelara sus estudios, los que conmemoramos hoy. Cuentan los biógrafos que Doll, cuando tenía cinco años, apostó con su padre que no fumaría antes de cumplir 21 años... Pero un hermano mayor, ya iniciado en el hábito, lo envició a los 13. Cuando detectó los daños que causaba el cigarrillo, examinando en unos 700 pacientes, dejó de fumar.

Dañino para el feto
Cuenta Héctor Ortega Jaramillo, neumólogo de la Clínica Cardiovid, que antes de que en Estados Unidos revelaran su estudio sobre la nocividad del cigarrillo, en 1964, hasta los médicos creían que era benéfico.

"Consideraban que podía ayudar en la cura del asma, por ejemplo". No sabían aún, continúa el experto, que el consumo de cigarrillos está asociado a enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, coronarias... y a la muerte.

Emilio Restrepo Baena, ginecoobstetra, dice que en los órganos, sistemas y fenómenos del organismo que él estudia también hay efectos dañinos del cigarrillo. Casi sin detenerse, como hablan los médicos, explica:

"En cuanto a la obstetricia, está comprobado que en las mujeres fumadoras, sus fetos sufren un retraso en el crecimiento; tienen menos peso y menos talla. También se asocia con una disminución en el tamaño del cerebro del hijo y, aunque no está plenamente establecido, con un mal rendimiento escolar del muchachito".

Y en cuanto a lo ginecológico, continúa Restrepo Baena, "el consumo del cigarrillo está vinculado a dos tipos de cáncer: el de cuello uterino y el de vejiga".

El toxicólogo Hugo Gallego, también es de aquellos que luchan por conseguir que no nos dejemos seducir por palabras tan tentadoras como estas de Julio Cortázar: "[...] Morderé una manzana, fumaré un cigarrillo/ viendo bajar los cuernos de la noche medusa,/ su vasto caracol forrado en terciopelo,/ donde duermen tus senos quemados por la luna".

"No", dice Hugo, "porque el cigarrillo contiene más de 4.000 componentes tóxicos para el organismo y, entre estos, muchos son cancerígenos. Algunos otros, como el arsénico y derivados del cianuro, son venenosos". Y para disuadirnos, completa el horrible conteo así: "en este producto también hay presencia de material radiactivo: polonio 210".

El teatrero dice que fumar tiene mucho de ritual, no solo ritual de fuego, sino que en la complicidad de la amistad y acompañado con licor ameniza la conversación.

Y recuerda que hace unos dos años, en España, algunos médicos reconocieron que fumar es un estilo de vida y, por tanto, deberían respetarlo.

Peláez se refiere a una encuesta realizada por la compañía farmacéutica Pfizer entre 3.000 facultativos de familia. Uno de cada cuatro médicos decía que fumar es un estilo de vida, aunque eran conscientes de que la adicción al tabaco es la conducta más dañina para la salud, muy por delante de la obesidad y el alcohol.

En este sentido, Peláez evoca a Luis Buñuel, el director de cine, quien aplaudía el cigarrillo así: "El tabaco, que casa admirablemente con el alcohol —si el alcohol es la reina, el tabaco es el rey—, es un amable compañero para enfrentar todos los acontecimientos de la vida".

El toxicólogo Hugo Gallego les diría a Peláez y a Buñuel que el cigarrillo es un distractor. Muchas personas dicen necesitar alguna sustancia para comunicarse mejor, como cigarrillo, licor, café, marihuana o energizantes. Pero que "si bien es común, no es normal. Lo normal es hablar, socializar, sin necesidad de consumir nada".

¿Y el tabaco?
El toxicólogo recuerda que cuando los indígenas hacían rituales fumando, lo hacían con tabaco; no con cigarrillo.

¿De modo que es menos dañino el tabaco que el cigarrillo?

Con frecuencia encontramos ancianos que no se despegan de su cigarro. Y ellos mismos dicen desafiantes que si el tabaco es tan malo, entonces por qué no los ha matado a ellos.

Hugo Gallego menciona que anteriormente la gente usaba emplastos de hojas de tabaco para sanar heridas.

A veces, las personas no fuman sino que mascan el tabaco. El toxicólogo indica que de este modo los riesgos de enfermedades son menores. Aumentan cuando hay combustión. Humo.

Asegura que, por encima del tabaco, el cigarrillo es más peligroso, porque a ese vegetal le agregan sustancias químicas —sí, cómo no recordar ese dato: ¡más de 4.000…—. Entre ellas, la nicotina, un alcaloide que aparece en tercer lugar en capacidad adictiva, después de la morfina y la cocaína. Mejor dicho, en causar dependencia. Y también, en producir síndrome de abstinencia, cuando se intenta dejar el vicio.

Gallego advierte que quienes creen que cuando fuman a través de esa máquina "que está de moda", la narguila, solo se absorbe tabaco, están equivocados: también incorporan nicotina. Les hace el mismo daño.

"Causa más muertes la violencia", señala Peláez, quien dice que estaría de acuerdo con la prohibición del consumo de cigarrillo si prohibieran también el del uso de autos, que contaminan tanto. "Esta ciudad huele a diesel".

"Trombosis, osteoporosis, cáncer de pulmón, de esófago, de estómago, de páncreas, de riñón, de vías urinarias, de piel y periodontal", son algunas de las enfermedades causadas por fumar mucho, que enumera Héctor Ortega Jaramillo.

"Impotencia, rebaja en niveles de hormonas, estrés oxidativo —envejecimiento de células y órganos—, infarto del miocardio, arterioesclerosis —obstrucción de las arterias—, cáncer de lengua y de garganta, y enfermedad pulmonar obstructiva crónica o Epoc", son algunas de las que menciona Hugo Gallego.

Como si quisiera darles la razón a unos y a otros, la narradora uruguaya Cristina Peri Rossi, autora de El museo de los esfuerzos inútiles, revela:

"La vida me gustaba más con humo... he dejado de toser, de expectorar, mi hipertensión ha disminuido y la isquemia cardiaca que padecía ha desaparecido. En cambio, me siento mucho más sola".

"Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando", dice Fernando Pessoa, el poeta nacional portugués, en uno de los versos de su Tabaquería. Él murió en 1935, 19 años antes de que Mr. Doll publicara sus resultados tenebrosos y 29 antes de que salieran los del país norteamericano.

x