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HISTÓRICO
¿HAY VIDA INTELIGENTE EN MADURO?
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    ¿HAY VIDA INTELIGENTE EN MADURO? |
Por JUAN DAVID ESCOBAR VALENCIA | Publicado

“No soy completamente idiota. Todavía me faltan algunos componentes” ¿Nicolás M.?

El subcontinente suramericano se está llenando de algunos presidentes que mejor les iría si no abrieran la boca, o al menos se limitaran a leer, lo menos gagueado posible, lo que otros un poco menos encandilados les escriben, para no quedar como la parte sur de las vacas cuando van hacia el norte.

Pero en las últimas semanas el tirano de Venezuela le ha arrebatado el liderazgo de la tontería al que con el influjo del té de coca y con un esfuerzo intelectual sin par, lo había conquistado previamente planteando exóticas teorías sobre los efectos homosexualoides de la carne de pollo, o en tono altivo reivindicando la valiente lucha de los pueblos indígenas americanos contra el “Imperio Romano”.

Se ha vuelto un desafío absoluto a la paciencia y a la capacidad cognitiva, ver y leer las declaraciones del dictador de la Cuba continental, luchando infructuosamente por verse como un sujeto coherente e inteligente, al parecer ignorante de que su peor enemigo no se llama Leopoldo y que quien está complotando contra él no se apellida Uribe, sino que es quien habita encima de su cuello.

No deja de sorprender cómo es que su poquedad neuronal no le alcanza siquiera para  hacerse consciente de ello, pero lo más asombroso es que su tono de su voz indica que ha llegado a la conclusión, tal vez después de meses de verse aplaudido por los parásitos que le adulan por ignorancia o por interés, que es una inteligencia singular.

Dos investigadores de la Universidad de Cornell, David Dunning y Justin Kruger han indagado sobre un fenómeno sicológico según el cual algunas “personas con escaso conocimiento tienden sistemáticamente a pensar que saben mucho más de lo que saben y a considerarse más inteligentes que otras personas más preparadas”, confirmando el refrán popular que dice que la ignorancia es atrevida.

El efecto Dunnig-Kruger sugiere, entre otras cosas, que algunos individuos incompetentes no son capaces de reconocer la habilidad de otros y menos su extrema insuficiencia personal, y por el contrario tienden a sobrestimar su propia habilidad. Debe ser muy duro para quien se ha creído el ungido heredero del proceso revolucionario chavista, siquiera sospechar de su mal amueblamiento cerebral y por eso nada extraño que se rodee de personas menos dotadas que él para no correr el riesgo de un doloroso descubrimiento por simple contrastación.

El heredero de Chávez, que aunque no era inteligente compensaba sus limitaciones con astucia, ni siquiera puede aspirar a ese premio de consolación, y por eso es muy probable que veamos cada día más a su clon apelando a la arbitrariedad, al uso de la fuerza por intermedio de sus grupos paramilitares y militares, al insulto disfrazado de nacionalismo barato y a la amenaza a quien se atreva a contradecir los designios del falso líder, si es que Diosdado no se encarga de reemplazarlo antes.

Aunque no es nada novedoso, pero preparémonos para que cada día más Colombia sea el blanco del odio chavista que intentará acusarla de la enfermedad terminal que tenía incubada desde sus inicios el proyecto chavista. ¿Con “nuevos mejores amigos” así, para qué enemigos?

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