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Antes de que usted entre a su mail, en la mañana, es probable que conteste un mensaje en Whatsapp. Trabajos en zonas horarias diversas, familiares ubicados en otros lugares, respuesta inmediata a un asunto laboral o deseos de conversar, todo lo hace dirigirse al mismo lugar.
Es por eso, que cuando uno de estos servicios se vuelve popular y tiene una falla a escala global, los usuarios cuestionan su fidelidad y quedan expuestos a la fragilidad de un sistema por el que, a veces, no se paga un peso.
"Técnicamente estos problemas son algo natural cuando crecen de forma acelerada en cuanto a usuarios y transacciones", dice Eugenio Bolaños, director de Proyectos de Insitu Mobile.
Máxime si no se está preparado para hacerlo rápidamente como le sucede a Whatsapp que, ahora de propiedad de Facebook, tiene la presión de incluir al siguiente billón de "amigos".
Irreversible
A su vez, enfrentan los desafíos de una tendencia irreversible. Según un reciente estudio de la firma Deloitte, en 2014, el servicio de mensajería instantánea móvil (MIM, en sus siglas en inglés) transmitirá un volumen de mensajes superior al doble del volumen de mensajes de texto o SMS (50 mil millones frente a 21 mil millones diarios). Un porcentaje superior al de 2012, cuando se enviaban 1,1 mensajes instantáneos por cada mensaje de texto.
La previsión, no obstante, se queda corta frente a los hitos de algunas de estas plataformas como Whatsapp que anunció en un tuit que esta semana se enviaron 64 billones de mensajes en su plataforma en menos de 24 horas.
Un día después, el sistema funcionó de forma intermitente y colapsó. Hace casi un mes, el incidente hizo que servicios como Telegram pasaran de ser unos desconocidos a protagonistas de la jugada.
El 24 de febrero, en su cuenta, Telegram indicó que tan solo en un día 5 millones de personas habían activado su servicio y se habían convertido en la app número uno en 48 países. Con 35 millones de usuarios activos al mes, lidian con asuntos. "Estamos sumando servidores, pero esto toma tiempo".
Mientras los servicios emergentes luchan por responder con infraestructura, los establecidos quieren diferenciarse como sea.
Line fue el pionero en permitir la compra de stickers, esas imágenes más llamativas que los emoticones. Esta semana lo incorporó Blackberry en su tienda BBM Shop.
Telegram quiere diferenciarse con sus chat secretos y y la promesa de ser totalmente seguro. ¿Lo duda? desde su página invitan a que cualquier hacker en el mundo que logre descifrar un mensaje se podrá ganar 200 mil bitcoins.
Line, por su parte, ofrece traducir un mensaje de forma automática, de español a ingles, en la sala de chat. En su blog oficial resalta que este mes alcanzó la cifra de 400 millones de usuarios en el mundo con lo que le pisa los talones a Whatsapp.
Nadie está seguro en este terreno porque estos servicios crecen a partir de que se sumen sus amigos y contactos.